Qué
rico el pozole, en todas sus variantes – verde, blanco, rojo, de pollo, carne
de cerdo, perro, humano. ¡¿Qué?! ¿Que no han probado las últimas dos? Pues,
eran la onda en la época prehispánica. Todos nos imaginábamos que el pozole
tenía raíces precolombinas, pero ni modo que lo hicieran de cerdo– no había,
al menos en forma domesticada. Así que una de sus versiones comunes era de
carne de xoloescuincle.
Pero no
sólo eso. Según reportó La Crónica de Hoy
en 2007, un equipo de antropólogos de la UNAM, el INAH y la Universidad de
Granada demostraron que el canibalismo era “sistemático” en Mesoamérica.
Indican los antropólogos que muchas veces el cuerpo de la víctimas del
sacrificio humano “se cocía con maíz y era repartido entre todos los
participantes en una especia de acto de comunión o sólo entre determinados
sacerdotes”.
Chale,
qué bueno no lo sirvan así en el Potzolcalli. Pero si eres de los que se quedan
con la duda de a qué habría sabido, escucha esto antes de que te conviertas en
el próximo Caníbal de la Doctores. El artículo menciona que durante la época de
la Conquista algunos frailes españoles colectaban recetas de carne humana, y que
en ellas se comenta que “la carne humana “sabía como la del cerdo”, de
ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los
indígenas, fuera sustituida por el puerco”.
¿Quién quiere pozole?