En el mundo hay uniones desafortunadas como Kate del Castillo y el Chapo o la de Kim Kardashian con el basquetbolista que ahora nadie recuerda su nombre, pero el birriamen nos da un rayo de esperanza en este trágico mundo. Se trata de un platillo creado por el chef Antonio de Livier resucitado en su nuevo proyecto: Caldos Ánimo. Donde sí, adivinaste, venden caldos y tacos.
El birriamen (o la birriamen, todavía no nos ponemos de acuerdo con el género) nació hace varios años en el restaurante La Panga del Impostor, pero no fue servido hasta que el chef de Livier se mudó a Valle de Guadalupe, donde fue todo un éxito entre cocineros y locales.
El plato es una afortunada fusión entre la birria jalisciense y los fideos de ramen japonés. La base es la birria, elaborada con chile guajillo, pasilla, comino y retazos de res (entre otras especias), a la que se le agregan los fideos recién cocidos. Y como dicta la tradición, hay que acompañarlo con cebolla, cilantro, unas cuantas gotas de limón y picante.
Pero hablemos de Caldos Ánimo. La primera sucursal de estos humeantes caldos abrió en la Nápoles y además de el/la birriamen, ofrece por lo menos un cuarteto de sopas. Entre ellas el caldo norteño de queso (con queso, papa, pollo y crema de rancho con rajas de poblano y quelites), sonorita de res (con nopales, frijoles y maíz pozolero), cachanilla de camarón (una sopa típica de Mexicali con germen de soya, apio, zanahoria, cebollita cambray y cilantro) y el consomé del día.
Si eres de buen paladar, te recomendamos pedir alguno de los combos, que incluyen un caldo mediano o grande, una orden de tacos y un refresco o cerveza, todo por menos de $120 pesos. Por el momento, las opciones para taquear son lengua, chicharrón prensado, rajas con kale y hongos con elote. Pero si el chef anda de buenas, se pone a cocinar lo que le llegue, como el delicioso taco de chamorro que encontramos el día que los visitamos. Y como traíamos hambre, también nos echamos uno de tripa doradita con un toque de limón y jengibre.
El lugar es amplio, informal y tiene mesa comunal donde la gente se sienta con un único objetivo: comer rico. Según nos contó el chef de Livier, pronto encontraremos carne en su jugo con udon y helados para el apartado dulce. Si te lo encuentras en el local, seguramente te despedirá diciendo ¡ánimo! Y ¿cómo no animarnos después de tanta comida sabrosa?
Pennsylvania 205, Nápoles, lun-sáb 13-19 h, tc: Visa y Mastercard.
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