En la nueva normalidad, uno de los requisitos para que los lugares donde se vende alcohol puedan operar es que se acompañen de alimentos y bebidas. Y esto es algo que Sugar, un nuevo clásico instantáneo de la Calle de Amberes, ha sabido capitalizar muy bien.
Gracias a esta nueva modalidad de restaurante bar, en Sugar tienen una carta que satisface tanto a los que llegan con el estómago vacío (lasaña, pizzas, hamburguesas), como a los que solo quieren picar algo mientras echan la copa (alitas o papas gajo). Tip gordo: los miércoles y jueves hay pizza ilimitada por 99 pesos, así que lleva el pantalón flojito.
Sugar trae de vuelta la gloria de la Zona Rosa
A principio de los años 80, la Zona Rosa era el lugar preferido por la élite intelectual y artística. Lo mismo se podía ver a Monsiváis comprando antigüedades que a diversas personalidades del cine y la televisión acudiendo a los cafés y bares a matar las horas y el tedio. En ese ambiente bohemio, las diferentes disidencias sexuales encontraban una suerte de burbuja de tolerancia donde se estaba a salvo de la discriminación; sobre todo en una ciudad que aún era hostil para la comunidad LGBT+.
Luego, dos eventos la cambiaron para siempre: el terremoto del 85 y más adelante la pandemia del SIDA. Los grandes shows de cabaret fueron apagándose para casi desaparecer. Hoy, varias décadas después y en la mitad de otra pandemia (esta vez la de covid-19), el cabaret parece volver con fuerza para reclamar la corona que le pertenece. Como hierba mala (o buena, según se le mire), las noches de cabaret, de música, de shows en vivo parecen no estar dispuestas a morir y ahora llegan de la mano de un movimiento que a últimas fechas se ha vuelto muy popular el México y el mundo: el drag.
El cabaret, más vivo que nunca
Sin duda el mejor acierto de Sugar ha sido adecuar el espacio para emular esos bares de antaño donde el público se sentaba a ver un show de cabaret de calidad. Vamos, que si ahora los lugares de divertimento no pueden atascarse como antes, no hay falla: aquí le sacan partido para convertirlo en un lugar al que se antoja para ir a platicar y a reír con el espectáculo; un plan tranqui pero no por ello menos sabroso.
A las 8, a la usanza del teatro, comienzan a anunciarse la primera, segunda y tercera llamada que preparan al público para lo que viene. A pesar de que para este punto seguro el respetable ya ha comido algo (por disposición oficial solo se sirven bebidas si se come algo) el plato fuerte está por venir: el espectáculo conformado por varias drag queens y un presentador drag king que dejan a los parroquianos con la mandíbula trabada entre risas y caras de asombro.
Por poco más de una hora, el público queda embelesado por el espectáculo de canto, se deja seducir por la semidesnudez y se echa sus buenas carcajadas. El tiempo ni se siente: el show es tan variado y tan ameno que entre copa y copa el final de la velada se acerca. “Les diría que a la medianoche las cosas se ponen más candentes, pero a las 11 nos vamos”, dice como disculpándose la drag Liza Zan Zuzzi, quien de un tirón nos trae de vuelta a la realidad: la nueva normalidad sigue aquí y es lo que hay. Pero mientras tanto, esta noche el Sugar ha cumplido con su cometido: resucitar las glorias del cabaret y transportarnos con su magia a tiempos mejores.
Sugar
Dónde: Amberes 63 zona rosa, entre Liverpool y Londres.
Servicio a domicilio: no
Horarios: mar-dom: 15-23 h
Cuánto: cheque promedio: $170 pesos; formas de pago: efectivo y todas las tarjetas de crédito y débito
Accesibilidad: no
Pet-friendly: no
Reservación: sí, al 56174789
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