Hay cosas enesta vida que nunca vas a poder olvidar como tu primer acercamiento al alcohol.A partir de ese momento tu cerebro decidió que estaría padrísimo torturartecada dos segundos con el antojo de una copita. Todo comenzó de la manera más inocente, a tus catorce, esacerveza se veía misteriosamente atractiva y cuando terminó la noche hiciste uncompromiso a la gozadera que por alguna razón a casi todos nosotros nos empiezade la misma manera: buscando el trago en el lugar menos adecuado. Conoce tus técnicas de antaño paraenfiestar, seguro ya ni te acuerdas.
1. Mezcalito de veinte pesos
Hoyen día pagas hasta $70 pesos o más por vasito hipster de esta bebida milenariaque ha estado en tu torrente sanguíneo desde el inicio de los tiempos. Nunca podrás olvidarte de la parada a latienda por el panalito de 20 pesos que si bien te iba lo mezclabas conalgún refresco con esencia cítrica o similares. Era tan bueno tu nivel detolerancia que te dedicaste a destruirte la panza jugando tapitas con tuuniforme escolar, pobres de tus padres que nunca supieron para qué era eldinero de la cafe.
2. La bebida tropicodeliciosa de alberca
Cada vez son menos las reuniones a las que llegas con tu six dechelas, ya te evitas el precopeo y la molestia de andar cargando latitas yllegas directamente con botella y mezclador: eres un profesional. Pero segurono te acuerdas que en las primeras fiestas el Caribe Cooler y Viña Real erantus mejores amigos, lo mejor de todo es la presentación tamaño pizza familiarde estos brebajes que si ahora te atrevieras a tomarlos te meterían una crudade miedo. Cuando quieras precopear pasapor un Caribe, es una delicia.
3. La lata Godínez
Cuando ya teempezaban a soltar el coche una de tus bebidas perfectas para evitar problemascon la autoridad eran las latas de Cubaraima,su perfecto parecido con la lata de Coca-Cola era el disfraz perfecto a medioalto cuando el tamarindo se paraba junto a ti. Otras opciones latosas que nuncadejaste de lado era el New Mix y el Kosako, definitivamente todos teníamosestómago de hierro antes pues la única bebida azul que toleras actualmente sontus perlas negras e Hpnotiqs… Ya sabes lo que dicen, el Jägermeister es unlicor perfecto para cuando te duela la pancita.
4. El barecito de la universidad de tu hermano
Si tus padres supieran que te dedicaste toda la preparatoria airte de pinta y pararte en esas zonas Coapenses plagadas de bares con mesas deplástico y trova seguro te empezarían a cobrar todo el dinero que gastaron entu colegiatura. Lo mejor de todo es que llegabasen uniforme y si se ponían fresas lo único que hacías era cambiarte la playera.Lo peor: tu hermano iba en la universidad de junto y te entraba un poco deparanoia de encontrártelo. A la tercera chela se te olvidaba, obvio.
5. La pachita de ron con Coca-Cola de 600
El tamaño albañil de este refresco sólo sirve para dos cosas: laprimera, para recordarte que si tenías un antojo impresionante de bebida saborCola ésta es la peor opción, pues pierde todo tipo de gasificación a los dosminutos. La segunda, si comprabas uncombo pachita de ron y refresco sólo tenías que tirar un poco y prepararte unacuba asquerosa pero pegadora. Como eras todo un rebelde la metías a laescuela y según tú nadie se daba cuenta de tu agua de colonia con esencia deborracho.
6. La comida por el cumpleaños de la abuela
Antes era una orden militar presentarte en casa de la tía cada quehubiera alguna celebración cumpleañera, no obstante, el momento en el que se teiluminó el cerebro y te diste cuenta que aunque no tenías permiso de pedircerveza (esa la pedían los grandes) podíashacer millones de chanchullos con los vasos cantineros de ron que dejaban a supaso todos los demás. Lo único que tenías que hacer era robarte un vaso yaprovechar cualquier momento de distracción para rellenarlo con alcohol y/omezclado. Nada peor que intentar ocultarle la borrachera a tus padres yfamiliares pero siempre tenías toda la confianza de fingir algún malestar eirte a acostar… y vomitar, claro.
7. La cubeta de cervezas en Coyoacán
Era todo una travesía llegar a algún bar de esta zona y lograrque te dejaran pasar sin identificación, cuando lo lograbas, la mejor opciónpara ti y tus 300 amigos era pedir una cubetota y unas papas a la francesa. Acostumbraste a tu cuerpo a alimentarsecon estos nutrientes durante años y ahora te preguntas por qué las horas yhoras en el gimnasio pretencioso no te sirven de nada. A hacer abdominales,guapo.
8. La fiesta-tardeada de tu club-escuela
A casi todos nos tocó este entrenamiento de muerte, no sóloimplicaba una rompedera de corazones eterna pues todo mundo terminabametiéndose con el crush del mejor amigo, también era una bendición toparte con la barra libre de moraditos y desarmadores.Como siempre conocías a algún organizador o animador fresoide de grupitostipo V.I.P., tu borrachera llegaba a niveles monumentales. Siempre queafirmas que ya no puedes tomar tequila es porque seguro una de estas fiestastuvo la culpa. Deberíamos empezar a organizarlas otra vez.