Porque más allá del traguito que elijas, lo importante es tu actitud cuándo empinas el codo y en qué circunstancias lo haces, nos sentamos en la barra y analizamos algunos desórdenes de temperamento para relacionarlos con la bebida derecha, el coctel o el chupe que pedían.
Estas son nuestras conclusiones.
Ansiosito
Trago: Ron con cola o agua mineral.
La ansiedad se considera una señal positiva, que ayuda en la vida cotidiana, siempre y cuando sea moderada. En el caso de una noche de fiesta, nunca falta nuestro amiguito impaciente, que busca alcanzar grados etílicos altos desde temprano. El sujeto en cuestión sabe que el ron es una bebida con un amplio rango de precio, se sirve rápido y sin complicaciones. No hay falla con este democrático destilado que funciona para todos los niveles. Ellos jamás pedirían un coctel elaborado y se sienten seguros con un vaso largo entre sus manos, aunque su ansiedad por beber no se calme del todo.
Obsesiva-compulsiva
Trago: Martini seco.
Las gusta la música y la fiesta, pero tal y como ellas las organizarían. Si van a un lugar, se quejan de que las rolas no coincidan con las listas de su iPod. Es todo un personaje: escandalosa, guapa y se vuelve la más controladora del grupo. Trata de obtener la mesa donde domine todo el lugar, o mínimo terraza. Se mantiene cerca del mixólogo cuando le está preparando su trago, pues verifica que cada ingrediente prometido esté dentro de su copa.
Estresado
Trago: Whisky en las rocas.
Es un bussines man… o un Godínez con harta chamba. Existen dos escenarios posibles: tiene su propia empresa u odia a su jefe en turno. Ambos visten de traje, tienen poco tiempo para echarse un trago y van a lo seguro: piden un whisky en la rocas. Les gusta que el barman se las acerque con tan solo verlos en la barra. Él bebe “lo de siempre”. En el primer caso, le sirven un scotch de una malta sin importar el precio, para el Godínez cualquier blended que no truene su presupuesto, y lo haga lucir, es bueno.
Bipolar
Trago de buenas: Mojito.
Trago de malas: Tequila.
Cuando está de humor es el alma de la fiesta: un guapachoso amante de los tragos caribeños. Le encantan los lugares donde pueda bailar y, si mantienen la racha toda la noche, puede ser muy divertido. Pero, cuando se transforma, pide cantinear, busca que a su alrededor suenen rolas de dolor y contra ellos/ellas. Pide el pomo de tequila, deja de bailar y busca un compañero en el “mood” para ubicarse en un esquina del lugar y beber, a cuello de botella, el destilado de agave que lo hará olvidar sus penas.
Narcisista
Trago: Champagne o cava.
Nació, según él, para ver y ser visto. Desde entonces solo puede tomar bebidas burbujeantes y de alto presupuesto. Siempre en pose de galán, con ropa de marca y actitud de nadie me merece, ronda por los antros más fresas de la ciudad, aunque también en bares “alternativos”, presumiendo su intelectualidad o dotes artísticas, onda post hipster. Algunos son guapos, otros solo tienen mucha seguridad en sí mismos; en la mayoría de los casos solo se aguantan entre ellos.
Histérica
Trago: Vodka con arándano o naranja.
Se mantiene bajo grandes presiones sociales y carga laboral, considera que el after office es la clave para tranquilizar todo aquello que la inquieta. Es aventurera y toma riegos como agarrarla un jueves y llegar como si nada el viernes a la oficina. Bebe primero y piensa después, con tal de tranquilizarse por un momento. No es fan de la coctelería pero el vodka derecho es muy fuerte para ella; por ahí leyó que el arándano es antioxidante y cree que con eso neutraliza cualquier daño etílico y calma la consciencia.
Mitómano
Trago: Cerveza artesanal
Resulta que el culto a la chela artesanal ha hecho que los mitómanos potencialicen sus historias, hazañas y datos no solicitados acerca de cualquier tema. Ahora los expertos del choro tienen un nuevo aliado: las raras, únicas y difíciles de conseguir, cervezas artesanales. Su gusto por beberla puede ser sincero, pero lo más importante es conocer todos los detalles de su fabricación, ingredientes y toda la información que lo haga lucir como experto. Si bien es cierto que choro-mata-carita, mucho ojo con este espécimen, pues trata como estúpidos a todos aquellos que tengan en sus manos una cerveza industrial.
Depresiva/o
Trago: Mezcal derecho
No es que no le gusten la fiestas, más bien mantiene una actitud oscura y clavada durante toda la noche. Le gusta el mezcal por haber sido una bebida marginada que renació como el ave fénix y prefiere que se lo sirvan en vasito de veladora con unas rodajas de naranja en sal de gusano. A veces suele maquillarse muy al estilo “smoke” pero no llega a lo gótico. Define la felicidad -si es que existe- como un acto personal de adentro hacia afuera y no al revés. Mientras disfruta su mezcal se echa suspiros desconsolados.