Uno de los errores más comunes es empezar a ritmo intenso (las guarapetas de las preposadas las pagarás caro a la altura de la cena de navidad y peor aún en la nochevieja). Como en toda competencia, aspirarás a establecer nuevas marcas, romper récords establecidos y todas esas cosas… Por eso, mejor toma nota de lo que te permitirá ser un bebedor sobresaliente, sin abandonar por resaca u otros malestares.
Con estos tips de “entrenamiento” evitarás los errores de principiante. Cuando en una misma mesa están disponibles alcoholitos de todas graduaciones, colores y sabores, la tentación es grande igual que el dolor de cabeza que tendrás al día siguiente. Piensa en eso.
Checa el volumen de alcohol no los litros
Entre más volumen de alcohol tenga una bebida, más irritante será para tu estómago, y la resaca agarra enjundia según el volumen de alcohol, no la cantidad. Puedes ser resistente y quizá tu tolerancia al alcohol sea bastante alta, lo cierto es que todo en exceso puede causarte una mala experiencia.
Tantéale al sube y baja de presión
Todas las bebidas alcohólicas son depresivas, por el etanol. Pero existen las que suben la presión y las que la bajan. Por ejemplo, el vodka baja la presión y el tequila te la sube, la cerveza sube, el whisky la baja. Así que lo de evitar las combinaciones tiene más que ver con esto. Trata de no mezclar estos tipos de bebidas. Si tomas cerveza y tequila todo bien, pero si le entras al whisky con chela es una maldición, acabarás en el baño antes de lo que imaginas. Es mejor mantenerte con una sola bebida y si quieres probar otra, date una hora de reposo antes de decir ¡salud!
Electrolitos y té de jengibre
Como todo maratonista, debes recuperar sales y evitar la deshidratación. Pero no solo se trata de eso, sino de agarrar fuerzas de flaqueza para continuar con los festejos. Pocos saben que el jengibre actúa sobre las náuseas naturalmente. Si sientes que tu cerebro rebota sin parar dentro de tu cráneo, es momento de volarle una o varias bolsitas de este té a tu mamá. El alivio es rápido y sorprendente.
La alternativa de los “levanta muertos”
Sientes que te mueres, las pastillas efervescentes no hicieron su trabajo y tu imagen frente al espejo está para llorar entonces no queda de otra más que tomar un baño y caer a la marisquería o restaurante mañanero de tu preferencia donde puedan hacer algo por ti. Antes que nada un litro de agua de cajón. Después elige entre un clamato con cerveza, un bloody mary o un red eye. Si ya andas cantineando, una piedra (licor de hierbas, tequila y anís) te va a caer de perlas.
Fechas a tomar en cuenta
12 de diciembre: Es cuando la virgen te habla y comienza la empinada de codo.
16 al 23 de diciembre: Son las posadas, come, diviértete baila y no olvides tomar electrolitos cada mañana. Mención especial al 21 de diciembre, por aquello de que se caiga algún pedazo de cielo, llegue el holocausto zombie o se haga realidad el apocalipsis maya.
24 de diciembre: Nochebuena, como es familiar no se presta a excesos ni desfiguros etílicos, pero se compensa comiendo. Abusado.
25 de diciembre: Navidad es quizá el día más tranquilo de todos, pues entre el recalentado, el ponche y las chelas equilibrarán todo lo que te tragaste la noche anterior lo único que quieres es dormir.
28 de diciembre: Puedes andar haciendo inocente a quien se te atraviese, día de reven en serio. Hay varias opciones, desde fiestas en casa de alguien hasta salir de antro.
31 de diciembre: Víspera de año nuevo, ya sea en la playa, en tu azotea, en el antro o donde te agarre; estas suelen ser las celebraciones más delirantes del año. Se termina un ciclo, de tu boca salen propósitos que se cumplirán en un porcentaje bastante bajo. Así de deja el bla, bla, bla y entrégate al frenético “rave” de fin de año.
1 de enero: Año nuevo, este día literal no existe hasta después de las tres de la tarde.
6 de enero: Día de reyes, con el pretexto de la rosca, el after office nos recuerda que cruzamos la meta.