Se trata de una bebida, a primera vista, sencilla, que ya cuenta con unos cien años de tradición. No se sabe a ciencia cierta quién lo inventó y, por lo mismo, giran leyendas urbanas en torno a su creación: que si es la evolución de un cóctel anteriormente llamado ‘Martinez’, que se servía en el Occidental Hotel de San Francisco alrededor de 1860; que si viene del propio pueblo de Martinez, a unos cuántos kilómetros acuáticos de la ciudad de San Francisco…
No se sabe.
Durante la época de la prohibición gringa, el martini empezó a hacerse más famoso, cuando no podía venderse ni una gota de alcohol y la producción de ginebra equivalía a comprar algo ilegal en Tepito: peligro absoluto con la enorme diferencia de que sólo los más rudos ganaban.
Hoy en día, el martini es el papá de los tragos clásicos; se prepara con ginebra y Vermouth.
Enlistamos las recetas más clásicas para que se vayan al old school y disfruten como los grandes.
Clásico
El martini más clásico y derecho (sin hielo) se prepara con 55 ml de ginebra y 15 ml de Vermouth seco, lo único que tienes que hacer es colocar ambos ingredientes en un mezclador lleno de hielos, agitar y colar en un vaso coctelero o copa martinera. La guarnición puede ser una cáscara de limón a la que le exprimas el jugo en el trago o una aceituna.
Gibson
Éste es otro coctel con un origen borroso, al que varios se lo han adjudicado. Se dice que nació en Nueva York pero hay muchos que se cuelgan del apellido Gibson (del cual parte su nombre), no sabemos por qué lo hacían, ya que no es la piedra filosofal de los cócteles; la única diferencia entre el martini y el martini Gibson es que en lugar de aceituna lleva una cebolla cambray. Qué apestoso, ¿no?
Vesper
El trago que nació en la literatura -en la obra Casino Royale de Ian Fleming, para ser más específicos (007 por si no ubicaste de entrada)- se menciona una sola vez en el libro que se escribió en 1953. No obstante, se ha convertido en referencia del personaje: es uno de los tragos con el que más se le identifica. La receta cambia y se prepara con 55 ml de ginebra y 15 ml de vodka, pero el ingrediente secreto son 5 ml de Kina Lillet o Cocci Americano, dos vinos que no son nada fáciles de conseguir.
Bronx
Es uno de los más antiguos, empezó a revolucionar el mundo de los cócteles al grado de que hoy en día se mantiene como el oficial de la Asociación Internacional de Bartenders. El secreto es preparar un martini clásico y añadir 15ml de jugo de naranja. Listo, tienes uno de los tragos más neoyorkino en tus manos.
Queens
Uno más de los cinco inspirados en los distritos de Nueva York. Es muy parecido a su hermanito, el Bronx, con la única diferencia de mezclar jugo de piña en lugar de jugo de naranja. En esta época los mixólogos querían verse más tropicalosos sin tener que perder el estilo, no querían tragos pegajosos y estas mezclas etílicas frutales se volvieron las más populares. Si te quieres ubicar en el tiempo, hablamos de la década de 1930.
Manhattan
Otro coctel oficial de la Asociación Internacional de Bartenders. Se prepara con 50 ml de whisky de centeno (Rye), 20 ml de Vermouth rojo, unas gotas de Angostura y una cereza maraschino. Éste es uno de los más tradicionales que todo mixólogo debe saber preparar, muchas veces se queda olvidado en la carta, pero mantenlo en mente si quieres probar algo con base en whisky.
Cosmo
El más reciente de todos, también uno de los más populares. El Cosmopolitan es una bebida refrescante roja y clásica que se prepara con 40 ml de vodka Citron, 15 ml de Cointreau, 15 ml de jugo de limón y 30 ml de jugo de arándano. Has visto este trago en series de televisión, películas y en todos lados. Se puede pensar que es de niña, pero no te dejes engañar: te va a poner una borrachera de miedo.