Este fin de semana dos marcas gigantes de vodka nos demostraron cuánto nos quieren: por una parte, Smirnoff hizo una fiesta espectacular de la cual prácticamente nadie se quejó pues lo tuvo todo. Por otro lado, Absolut Vodka nos regaló una sorpresa en el Parque México: Chromeo. Gratis. En domingo. No sé qué hemos hecho para merecerlo pero lo que sí sabemos es que estas fiestas son lo mejor que nos puede pasar, y a continuación te voy a decir qué es lo que hacen estas fiestas tan bien para dejarnos contentos y satisfechos:
A tirar la casa por la ventana
Organizar una fiesta gigante para la bola de changos que somos no es tarea sencilla: imagínate lo que representa encontrar un lugar que tenga espacio suficiente para tu entrada triunfal de rockstar, con más de 4 barras para que nunca te quedes sin vaso en la mano… no te has dado cuenta pero eres un exigente y las marcas lo toman en cuenta.
Perlas negras hasta que te desmayes
Si alguien sabe encontrar venues adecuados es Jägermeister, quien definitivamente ha hecho su tarea y nos ha organizado huateques en los que el alcohol no se termina, la música y la pista siempre están a reventar, no son fiestas de tres personas ni la gente se queda afuera: la organización es espectacular.
Atáscate, que hay lodo
Si alguna vez has pisado una fiesta de Airwaves entonces tu nivel de atasque te ha hecho portador de las llaves del paraíso etílico. Por lo regular van después de un concierto gigante y ya para cuando llegas estás lo suficientemente entonado que el manantial interminable de bebidas te queda como anillo al dedo, creo que ni cuando te regalaron un cachorrito en Navidad fuiste tan feliz, atasques.
No todo es el paraíso
Aunque hay cosas muy bonitas en esta vida, también hay veces que las cosas salen todo menos bien. El principal error: echarle demasiada crema a los tacos. Llegas y te toca un guarura en la entrada con una lista mal hecha que ni siquiera está en orden alfabético y todo mundo se queda afuera, incluso peor al gorila que no tiene la culpa son las organizadoras con microfonitos y audifonitos que por cinco minutos se creen Jesucristo… Nylon ha tenido esa bronca y Heineken también.
Otro error garrafal es fingir que tu fiesta es de patrocinio interminable, así la aplicó José Cuervo en su fiesta de mirreyes que dejó mucho que desear: a las 12 de la noche ya no había barra y eso significaba que por alguna razón estabas en el Classico de Polanco rodeado de pre-mirreyes exagerándole a la pose. Todo mal.
Las mejores cosas de la vida son gratis
Como no todo es antro y perdición en esta vida, también hay opciones culturales… ¡con barra libre! Así son los lunes de FanCine que nos regalan una película en la Cineteca Nacional seguida por un cóctel patrocinado por Smirnoff y Mr. Sushi en los que la gente se reúne feliz de la vida a comer, beber y platicar con sus amigos. Lo bueno de estas fiestas mensuales es que algunos asistentes son ya como familia y tu San Lunes se convierte en una convivencia muy agradable. Lo malo: les está empezando a pasar el fenómeno ‘si no estás en lista eres un simple mortal’ y entes creyéndose Jesucristo rondan cual carceleros como si fueran dueños del lugar.