Lo hecho, hecho está, aunque no te acuerdes. El atasque volvió a vencerte y estás en un momento de la cruda en el que no sabes si sentirte bien o mal porque ni idea tienes de lo que hiciste. Te llegan diferentes versiones por todos los medios posibles y tu nerviosismo aumenta, no sabes a quién creerle, pero tampoco te puedes poner en evidencia, así que finges ser el más lúcido en cuanto a tu borrachera. El efecto “pájaro piedra” (todo te sisca) que tienes te causa conflicto con las necesidades básicas y ya no sabes si dormir, comer, empezar a recordar los hechos o qué.
No te preocupes, no eres el único que ha estado en esta situación, sigue estos consejos y aprende a sobrevivir el hecho de que ya no te acuerdas de nada…
Paso No. 1: Mantén la calma
Lo peor que puedes hacer cuando no te acuerdas de nada es ponerte cual luchador de la Bondojo y brincar de la tercera cuerda con cualquier cosa que te digan. Si te salen con que ‘guey, te pasaste de lanza y terminaste ligoteándote a la novia de tu hermano’, lo primero que tienes que hacer es no sulfurarte, respirar y decir que la neta no te acuerdas. Acá sí tienes que ser muy sincero porque hay de dos: o alguien te quiere poner un cuatro o esa misma persona busca hacerte quedar como idiota. Si en verdad se te fue la onda y te quisiste ver demasiado Mauricio Garcés porque según tú podías, acéptalo.
Cualquiera que sea la verdadera razón detrás de tus supuestas acciones, ponte siempre en los zapatos del amigo(a) afectado y busca platicar con él o ella lo más rápido posible. Evítate la postura de orgullo porque en este caso no te queda de otra y no tienes nada qué demostrar, la copita te ganó y si no actúas de manera correcta se puede armar la gorda por tus babosadas.
Paso No. 2: Dile a quien más confianza le tengas
Si planeas perder el estilo, lo más recomendarte sería que llevaras un testigo que te tomara de la manita y se asegurara de que no terminaras arriba de una patrulla pidiéndole al policía que se detuviera en los tacos antes de llegar al ministerio público. Suena fácil, pero la pequeña gran bronca es que por lo regular este cuate entrañable te da cuerda, y tú a él. Llega el final de la noche y son dos los que terminan estando arriba de la patrulla… Todos tenemos uno de estos.
Algo que sí puedes hacer es poner más atención en ti mismo y dar alguna señal de humo de que ya se te están yendo las cabras. El cuate entrañable nunca te va a defraudar y es el único con la verdadera capacidad de detener su borrachera y ayudarte, si alguna vez lo has dudado y no quieres ‘malcopearle la noche’.
Lo que sí es que ya estás grandecito para aceptar que cada fin de semana se organiza algo nuevo y no vale la pena exponerte a ti ni a nadie más.
Paso No. 3: Ojo… mucho ojo
Suena muy chistoso que no te acuerdes de cómo llegaste a tu casa ni quién te puso la pijama, pero no estaría mal que uno que otro fin de semana te pusieras un poco consciente y aceptaras que tampoco es tan buena idea. A nadie le gusta aceptar que tiene un problema con la copita (independientemente de ser mala copa o no) y esta razón es suficiente para que hagas algo al respecto. Bueno, siempre puedes pensar que cuando te empiece a dar penita tu falta de control significa que probablemente terminarás viéndote muy mal, bailando sobre una periquera.
Lo peor será, al día siguiente, que terminarás taggeado en Facebook.
Independientemente de medir las cantidades, el mejor tip para evitar que se te apague el cerebro es tomar agua durante toda la noche, deja que te de un poquito el aire y come algo.
Recuerda que no porque no aguantes una noche ya perdiste toda tu reputación de fiestero. Por cierto, esa sólo está en tu cabecita y si no te acuerdas, ¿para qué la quieres?