Hay cosas que no le deseas a nadie: la cruda de tu cumpleaños, por ejemplo. Otras son más soportables, como la de una ida casual al antro. Las odiamos por muchas razones: tienen diferentes niveles (varían desde el “sólo tengo mucha sed” hasta el “necesito lentes de sol incluso con la luz apagada”); son impredecibles (a veces te pegan horrible y otras más despiertas fresco); y te vuelven un mentiroso de lo peor (¿quién no ha dicho “no vuelvo a tomar”?).
Si quieres tomar mucho no puedes evitar que te de cruda, solo puedes controlar la intensidad de misma. Lo importante es poner atención al tipo de alcohol que consumes, la regla básica es ésta: entre más oscuro el licor, peor te irá al día siguiente. Ojo, tampoco es milagro. Si te empinas una botella de mezcal no esperes amanecer como si nada.
¿Cómo funciona?
Cuando consumes alcohol tu cuerpo deja de producir una hormona llamada vasopressin, por esto los riñones no absorben agua y te deshidratas. Además pierdes potasio, sodio y magnesio y llenas el hígado de glucosa. Este proceso es inevitable, pero ciertos licores aumentan la pesadilla.
Los culpables de la cruda son unos químicos tóxicos llamados congéneres, éstos se forman durante la fermentación y le dan color al alcohol. Muchos estudios científicos los ligan a la sensación que el cuerpo experimenta el día después de consumir alcohol. Ésta es la explicación científica de la regla.
Ahora sí, la lista…
Los licores que contienen estos químicos en mayor cantidad son el whiskey, brandy y vino tinto; mientras que el vino blanco y vodka son las bebidas que menos tienen.
Si eres fan del vino tinto y te rehúsas a creerlo, en este estudio los participantes reportaron que su cruda fue peor cuando tomaron whiskey que vodka. Ahora que si no te importa, te dejamos nuestros remedios para que sobrevivas.