Es mitad de semana y seguro ya estás pensando en cuál es el camino más corto para llegar a la fiesta. Los criterios de elección para el reven son variados, van desde probar en el antro de moda, arriesgarte con la novedad o terminar en el de siempre.
Esta semana te proponemos cambiar de criterio y visitar espacios que tienen algo qué contar, además de su buen ambiente y su propuesta en la carta de tragos. Descubre que pasó ahí antes de que pudieras sentarte en su barra. Quién sabe, quizá tu lugar favorito tiene historias por descubrir que lo hacen más atractivo.
Va la lista de los bares que tienen un pasado digno de conocer, en muchos casos contrastante con lo que ahora son y lo que fueron en otros tiempos.
Con el espíritu de Modotti y Weston
La fotografía al límite de la vida, así podemos definir el espacio donde hoy se sitúa uno de los lugares más originales de la zona Roma-Condesa: el Bar Sí. Pintores, escritores, científicos y humanistas fueron los más asiduos visitantes de esta casa, cuando en ella vivieron Tina Modotti y Edward Weston. Esta pareja (amante del arte, de la libertad y de la cultura) dejó un legado que invita al descubrimiento y a la renovación de los sentidos. El Bar Sí cuidó los detalles de la herencia: la carta de bebidas, la comida y los objetos son garantía de calidad. Ingredientes orgánicos, música experimental y un ambiente único. Pide un mezcal “Sí”, que va preparado con un riquísimo jugo de tuna o un “Tejate con mezcal”, que además de sorprender al paladar es una bebida poco común en las barras del DF, y muy mexicana.
Sede del Partido Comunista de México
Nos quedamos con la boca abierta cuando descubrimos que el “exclusivo” M.N.Roy, con su cadenero quimera y su famosísima lista de espera, fue nada más y nada menos que la sede del Partido Comunista durante los años sesenta. Ahí donde hoy los techos altos y la decoración minimalista son aspiracionales y albergan a muchos egos a la vez, los miembros del PCM se reunían para discutir la defensa del marxismo leninismo y para promover la dictadura del proletariado a nivel mundial. La fiesta hasta el amanecer, ambientada por un DJ con mezclas electrónicas, además de una amplia y surtida barra de coctelería, hace que el MN Roy reciba por las noches a socialités y otras caras conocidas, que no se dan por enterados de qué el suelo están pisando, con todo y sus zapatos de marca.
Donde corrían los caballitos…
El antiguo trazo del célebre Hipodrómo de la Condesa de Miravalle dio origen a la calle de Ámsterdam, su diseño elíptico recuerda la pista donde en el pasado corrían caballos pura sangre, además se usó como autódromo y para eventos de acrobacia aérea. Uno de los lugares consentidos, ubicados sobre esta antigua pista ecuestre, es La Zentral, donde confluyen artistas, sibaritas y la hipsteriza condesera. Aquí encontrarás una buena variedad de mezcales y tequila, pero no dejes de probar el martini de frutos rojos, que es memorable. Si te da hambre, los panninis o una deliciosa tabla de quesos son altamente recomendables.
Antiguo pasaje comercial
Cuando vas al Alekzander por un coctelito no imaginas que ese edificio era parte de El Parián, un antiguo espacio comercial que a principios del siglo pasado fue un pasaje de alta categoría, en donde se vendían artículos exclusivos de Europa, la India y China (perfumes, porcelanas y alta costura). Después del terremoto del 85 se convirtió en un mercado y fue hasta después del año 2000 cuando se invirtió en su remodelación. Hoy puedes disfrutar un trago en cualquiera de sus dos pisos, acompáñalo con alguna de las riquísimas opciones de cocina del mundo que tienen en su carta. Pide un Sweet Lucy y disfruta de una tarde de precopeo en uno de los edificios más bonitos de la Roma.
Histórico de cajón
Aquí la historia comenzó en 1895, en los llamados tiempos de don Porfirio. Este afrancesado establecimiento destila historia en todos sus rincones, la legendaria esquina de 5 de mayo y Filomeno Mata, en el Centro Histórico, no sólo guarda los ecos de la Revolución Mexicana, sino que añeja en vino, cerveza y licores anécdotas como la del balazo de Pancho Villa durante una guarapeta (si bien, no hay prueba de que el disparo haya salido de la pistola del Centauro del Norte, el lugar vale por si mismo la visita). La Opera también podría ser considerada Patrimonio Histórico Nacional por sus deliciosos caracoles al chipotle y su lengua veracruzana. Vale la pena la excursión al Centro si quieres ver con tus propios ojos la historia registrada en sus paredes, y sentarte en la mesa del agujero. Te deseamos suerte, es la más solicitada.