La música te prende, la música te eleva… así eran todos tus viernes por la noche en los que el pantalón negro de tela satinada hasta arriba del ombligo, la camisa plateada de ancestro de papaloy, el zapato cuadrado y el Xiomara a todo lo que da eran tu concepto de pipa y guante. Bailabas al son de Factor X y OV7 y, al igual que hoy en día, hacías filas interminables rogándole a un cadenero que te dejara pasar. Hoy serás muy alter con tus tenisitos y pantaloncitos de colores, tu pelazo en despeine y tu vibra intelectual-artística pero todos empezamos en el mismo lugar, no te hagas.
Medusas
Aquí podías escuchar Ministry of Sound como si estuvieras en la sala de tu casa, claro, si tu casa estaba llena de moraditos, drogas y luces. Fue el lugar en el que tenías que estar a principios de los noventa y en algún punto poco después de la mitad simplemente desapareció. Todo comenzó cuando los quince años de las amiguitas de secundaria de tu hermanita empezaron a celebrarse aquí, también empezaron a rondar mil rumores de que si te ponían cosas en la bebida o si te hacían no se qué en el baño. De un día para otro el chilango atascado tuvo que encontrar otro lugar en el que el dealer-mesero le diera lo que buscaba.
Mantra
Este antro fresa del sur empezó con mucha fuerza y se mantuvo algunos meses, finalmente se había abierto algo fuera de Plaza Loreto, lugar al que todos ya estaban demasiado hartos de ir a que los batearan y decidieron intentarlo… dos cuadras arriba. No sabemos si fue el poco movimiento de la plaza y la falta de encontrarte a tus primitos saliendo del cine o qué, pero este lugar que se presentó como el nuevo favorito del ultra fresa sureño murió rápida y dolorosamente.
Living
Antes de que brinquen de la tercera cuerda, sí, Living sigue vivo, pero no, todos sabemos que no es lo mismo de antes. Ubicado en una de las locaciones más espectaculares del mundo nocturno, el Living de Reforma fue la mejor evolución que el previo en la Roma pudo haber tenido. El anterior era la opción nocturna gay pero la casa gigante de Reforma se colocó como un antro que nada le pedía a los gigantes del resto del mundo. Posteriormente se volvió a cambiar de casa y ya nada fue lo mismo. Aunque sigue teniendo uno que otro cliente asiduo, el cover es demasiado caro y los atractivos del interior no son suficientes para considerarlo como plan gay nocturno…
La México
Si algo tuvo la Cantina México es que hizo que fueras al menos una vez a celebrar el cumpleaños de alguien. Empezó como lugar fresón y eran planes seguros de precopeos con mesas kilométricas, música en vivo y mucho, mucho ruido. Poco a poco, al igual que toda la Colonia Condesa, empezó a convertirse en una opción demasiado Godínez y para ese momento ya no figuraba como plan divertido para ti.
Lhooq
El antro de Altavista sufrió todavía más cambios de personalidad y bipolaridades que Villa Romana. La concurrencia era difícil de catalogar pues no eran ultra fresas ni tampoco lo más guarro, tal vez fue uno de esos pequeños momentos en los que todos convivían felices de la vida. Este lugar era una oda a la noventerada con sus muebles metalosos y colores vivos, las jarras de moradito y desarmador no dejaban de salir pero en muy pocos fines de semana empezó a perder la vida hasta que ni del funeral nos enteramos. Hoy en día sigue haciendo esfuerzos por revivir como ave fénix y ha sido todo tipo de bar, canta bar y antro… Todavía no lo logra.
Los que sí sobrevivieron
Como no todo es negativo en esta vida, hay que aceptar que hay lugares que lo han sabido hacer muy bien, no sabemos cuál es la fórmula mágica ni qué brujo de Catemaco le hace los amarres pero lo que sí sabemos es que si te paras en Bulldog Café, en Niza o incluso en la Borboleta, puedes retroceder un poco en el tiempo y pasártelo bomba. Como hace ya más de 10 años.