Leonor nació como una búsqueda por satisfacer las necesidades de un grupo de amigos que no encontraba un lugar en donde armar la fiesta. Uno de sus socios, Antonio Vilches, cuenta que lo que ellos buscaban era tener una noche diferente: “fue un tema egocéntrico, en aquella época cada quien tenía su chamba pero nos gustaba la fiesta y no había lugares como el que sabíamos que nos hacia falta. Fue nuestro primer proyecto con una carga personal, emocional y hedonista enorme”.
En julio de 2008 Leonor tuvo pequeñas inauguraciones para amigos, sin publicidad ni medios, siempre buscaron que se corriera la voz a discreción, para que el boca en boca fuera la clave para reunir al público adecuado.
José Luis Bezaury, otro de los socios, platica que “en ese momento la vida nocturna de la ciudad se dividía básicamente en lugares de pop comercial, más en la onda de antro fresa, otras opciones electrónicas o con house progresivo. La mayoría de estos lugares eran mega pistas de baile un tanto impersonales. Nosotros queríamos bailar más cerquita y con otro tipo de música”
El concepto
La filosofía de Leonor fue muy clara desde antes de su apertura, los socios eligieron un lugar pequeño y acogedor; pero lo más importante era ofrecer una extensa y cuidada selección musical que marcara una diferencia importante en la pista de baile y en el ambiente. Su música incluía diferentes géneros y épocas, para dar la sensación de una fiesta en casa pero de esas que prenden, de las que no quieres irte aunque sea de madrugada.
Leonor tenía cualidades distintas a cualquier antro. Su nombre va ligado a la esencia de la época victoriana; a un vintage con tapices, candelabros y arte. La sencilla disco ball sigue siendo la reina de la pista y el DJ se mantiene cerca y pendiente del estado de animo en la pista.
Aquí se baila mucho, pero los que vienen a enfiestar no voltean a ver al Dj en esta onda de autómata de antro, sino que bailan disfrutando de su grupo de amigos, de las personas que tiene enfrente. Al inicio, Leonor abría cuatro días a la semana, los miércoles tuvo residencias con colectivos como 8106, Imeca, Sicario y Hello DF, desde hace un par de años abren únicamente de jueves a sábados.
Antonio Vilches comparte que “Leonor ha pasado por momentos difíciles, el primer año nos clausuraron cuatro veces; sin embargo, cada vez que reabrían la gente regresaba ya que no había otro lugar que ofreciera algo similar, además creamos el concepto Leonómada para seguir la fiesta en otras locaciones bajo este nombre”
Las rolas
La intención de Leonor es hacer un recorrido por los género más ricos y variados, así hay posibilidades de escuchar un rock cincuentero o una rola de Jessé Garon, pasando por rock psicodélico, llegando al funk y al disco. También suenan los hits ochenteros, canciones que todo mundo conoce y cumplen la función de hacerte cantar mientras bailas. “La música siempre ha sido una de las características más cuidadas, la regla del lugar, la idea siempre ha sido abarcar la mayor cantidad de géneros posibles pero mezclados con sentido”, asegura Antonio Vilches.
“Las canciones noventeras, el dance y el indie siempre están presentes, es común oír a The Strokes, Arcade Fire, MGMT, toda esta corriente música que trajo un nuevo impulso, sin ese movimiento hubiera sido muy complicado levantar un lugar con puras rolas del pasado, además fue difícil encontrar DJ’s que se adaptaran al concepto”, comenta José Luis Bezaury.
Los asistentes
La fauna reunida en Leonor siempre ha sido variada. Se volvió un ‘hot spot’ de lo más incluyente: había gente de arte, la publicidad, travestis, fresas, gente muy trendy o hispters, la cosa era mantener una actitud desenfadada y buena vibra sin importar el código de vestimenta.
Leonor se convirtió en el antro del barrio, la gente de la Roma-Condesa lo adoptó por la cercanía. Pero también fue un polo que atrajo a bandita de diversas partes de la ciudad, gente de un contexto más fresa o “alternativo” elegía la calle de Nuevo León para reventarse sin complejos.
El mezcal
El trago de la casa es “La Leonoraica” que lleva en mezcal Unión, agua de jamaica y un toque de limón escarchado con chile, que ya es un clásico del lugar (por aquellos años no era tan común que en un antro se sirviera mezcal). Este sencillo coctel ayudó a que este destilado se tomara de una manera más casual, sin prejuicios.
Según Antonio Vilches: “Los socios de Leonor lo encontramos más autentico que toda esta iconografía manoseada en torno a las bebidas mexicanas, como el tequila. El mezcal reinterpreta México, por eso hicimos la propuesta de comercializar un líquido que habla de calidad artesanal, herencia ancestral, misticismo y familia. Trabajamos en su revaloración fuera de las mezcalerías. Mezcal unión es una muestra del trabajo en equipo, es un intercambio, no es un tema de altruismo, ni de ser hippies, es desarrollo”.
El aniversario
Tras cinco años de existir, en la noche, en una ciudad con este movimiento y emergencia, “Leonor va a vivir lo que la gente quiera, en cada crisis, en cada clausura, en cada influenza, en cada regla de horario. Lo que nos sacará adelante es la fidelidad de su gente, por eso nuestra fiesta de aniversario marcará el regreso de los Leonómadas el próximo 24 de agosto”.
Lo más importante de este quinto aniversario es que Leonor mantiene su promesa inicial: Hacerte sentir como en casa, mientras bailas sin parar con la mejor música de la ciudad.