Para los chilangos, comer en casa en un verdadero lujo, por eso todos buscamos pequeños locales cercanos para comer con ese sazón de mamá. Son ricos, accesibles y mexicanísimos. Éstas son nuestras fondas favoritas:
Fonda Margarita
La primera ronda de comensales incluye un par de desvelados que ya no alcanzaron los tacos nocturnos y optaron por un desayuno ultratempranero. La Fonda Margarita abre sus puertas poco antes de las 6 de la mañana cuando sus ollas de barro ya hierven de buenas. Chicharrón en salsa, bistec en pasilla, verdolagas y el mejor frijol con huevo de la ciudad llenan las mesas comunales de esta joya de la Del Valle. Llega temprano, las filas se ponen de a peso.
Fonda Margarita
Adolfo Prieto 1364, Tlacoquemécatl del Valle
5559 6358
Casa Merlos
De la lista es la que menos parece fonda y más se asemeja a un restaurante (sobre todo porque el precio es más elevado), pero la comida tiene el puro sabor de la Puebla del siglo XVIII. Desde 1985, Doña Lucila Molina engalana sus mesas con recetas auténticas de las que ya no hay. De entrada, unas clásicas chalupitas verdes o rojas, seguidas por unos huauzontles que sirven de antesala para uno de sus increíbles moles: poblano, pepián verde o su clásico manchamanteles. Las aguas frescas –o una cervecita– son perfectas para acompañar el festín.
Casa Merlos
Victoriano Zepeda 80, Observatorio
5277 4360
Fonda La Beatricita
En 1907, Doña Beatriz Muciño fundó en el Centro lo que a la fecha se conoce como La Beatricita, ahora –desde los setenta– ubicada en la Zona Rosa. La especialidad de la casa es el mole poblano, pero hay gente que va exclusivamente por sus tacos (cecina, carnitas, guisado…) y hasta por un pozolito bien concentrado. De postre, no dejes pasar la oportunidad de probar un flan de caramelo.
Fonda La Beatricita
Londres 190-D, Zona Rosa
5511 4213
Fonda La Reforma
Para quien no tenga bien clarito el concepto de “comida corrida”, podrá entenderlo aquí y de la mejor manera. Ésta es comida de fonda de verdad, con sustancia. Empezó como un puesto de pancita hace más de 80 años, pero ahora es el comedor de la Guerrero gracias a su excelente menú del diario: sopa de pasta (hecha con caldo de pollo y caldo de puerco; nada de sobrecitos), arroz rojo con zanahoria picada y un chile guisado, un chile ancho relleno y capeado y, para terminar, una fruta de postre. Gracias a fondas como La Reforma es que los mexicanos no somos aún más obesos de lo que podríamos ser.
Fonda La Reforma
Héroes, esquina con Degollado,
Guerrero
Fonda Mayora
La más nueva de todas. Sus precios, al igual que la Merlos (sin albur) también son un poco más elevados, pero la cocina de Gerardo Vázquez Lugo –de Nicos– vale cada peso. En el corazón de la Condesa, uno puede hacerse de un auténtico almuerzo mexicano. ¿Quieres saber qué pedir? Lo que sea te hará feliz, pero puedes empezar con unas tetelas, seguir con unos taquitos de codillo de cerdo al tepache o un huarache de wagyu. ¿Final dulce? ¿Qué tal un tamal de chocolate? Es claro que ya se te está antojando.
Fonda Mayora
Campeche 322, Condesa
5568 430595