La calle de Talavera en el Centro Histórico de CDMX es un hospital gigante y una sastrería monumental para el Niño Dios. Aquí se restauran figuras y se consiguen todo tipo de ropones: desde el tradicional del Sagrado Corazón de Jesús hasta atuendos de profesiones, oficios e incluso equipos deportivos.
Este lugar refleja la particular forma de vivir la fe ‘a la mexicana’: a veces incluso contra lo que dicta la propia iglesia, pero siempre con devoción.
La calle del Niño Dios en CDMX
En el Centro Histórico existe una calle repleta de negocios donde se venden figuras del Niño Dios, así como ropones, tronos, sombreros, zapatos y demás accesorios.
Se trata de la calle de Talavera, donde cada año del 2 al 6 de febrero se instala la Romería del Niño Dios, con centenares de restauradores, artesanos y diseñadores.
En este lugar miles de familias acuden a ‘enchular’ a su Niño Dios para el Día de la Candelaria, una ocasión especial en la fe católica: la presentación del niño Jesús ante la Iglesia justamente 40 días después de su nacimiento.
Por supuesto, para tal ocasión, no hay mejor lugar que la calle de Talavera y la Romería del Niños Dios.
Restauración de figuras religiosas
Las figuras del Niño Dios suelen pasar de generación en las familias mexicanas.
También de generación en generación ha pasado el arte de la restauración de las figuras religiosas que no siempre permanecen intactas después de tantos años.
El señor Isaías González García, de 65 años, forma parte de la tercera generación de restauradores en su familia. Además, presume que sus hijos ya conforman la cuarta generación que se dedica al oficio y espera que sus nietos sean la quinta.
Desde los seis años Don Isaías se dedica a la restauración de figuras de iglesias. Además, cada año entre enero y febrero viene a Romería del Niño Dios a ofrecer sus servicios. Al respecto, cuenta que le ha tocado restaurar niños de hasta 100 años de antigüedad:
“Nos llegan muchas artesanías de muchísimos años atrás. Llegan y nos cuentan sus historias. Nos dicen que vienen de generaciones atrás. Nietos y bisnietos se llegan a encontrar con cierta escultura o imagen y para ellos es sorprendente. A mí me gusta que me den la oportunidad de restaurarla y que quede otra vez como nueva”.
Sin embargo, esta tarea a veces es especialmente complicada. Algunas figuras llegan casi deshechas. Pero en su ‘hospital’ de Niños Dios, Isaías siempre encuentra el remedio. Pega las figuras, las talla, las vuelve a pintar, etc. Todo sin importar el material.
“Antes las figuras eran de madera, de barro o hasta de piedra. Hoy en día ya se hacen en moldes. Pero nosotros seguimos restaurando de todo tipo de material: yeso, resina, pasta cerámica, plástico, madera…”
Así como el señor Isaías, en la Romería del Niño Dios ha cientos de restauradores que ofrecen sus servicios. Una restauración compleja tiene un costo aproximado de $350.
De tradicionales a modernos: ropas y ropones de niño Dios en CDMX
Además, en la calle de Talavera se encuentra la mayor variedad de ropones y ropas de Niño Dios. Hay de todos los tamaños: desde miniaturas hasta grandes, de casi medio metro.
También hay todo tipo de variedades: desde las tradicionales hasta algunas que incluso desafían los cánones de la iglesia.
De acuerdo con el Episcopado Mexicano, las figuras del Niño Dios no se deben vestir como santos, pues a quien representan es a Jesús recién nacido. Tampoco es aceptada por toda la iglesia la práctica de vestirlo con el atuendo de una profesión u oficio.
En ese sentido, en la calle de Talavera y en la Romería se encuentran los atuendos más tradicionales: el de El Sagrado Corazón de Jesús, el Santo Niño de Atocha, Cristo emperador del Mundo, etc.
Sin embargo, también hay quienes lo visten con atuendos alusivos a un milagro que necesitan, a un familiar por el que quieren pedir, etc.
Así, hay ropones del niño de los milagros, del de la salud, el del amor, el de la abundancia, etc.
“La vestimenta es según la devoción de las personas”, explica María, quien elabora atuendos para el Niñopa de Xochimilco:
“El primer año, cuando se lo regalan a las personas, lo visten de blanco. Y ya después en los años que siguen lo visten de la manera que la persona quiera”, comenta.
También hay quienes visten al niño de doctor o de enfermero para pedir salud. Este atuendo se popularizó durante la pandemia.
Asimismo, hay quienes lo visten de la profesión que ellos mismos ejercen. Así, es posible encontrar al niño mariachi, al niño juez, al niño abogado o al niño campesino.
Incluso es posible encontrar ropa para vestir a niños con uniformes de equipos de futbol. Los precios van desde los $50 hasta los $300 por la ropa para un niño de tamaño regular.
La práctica de vestir al niño con atuendos que no necesariamente tienen que ver con la religión es polémica entre algunas iglesias e incluso entre algunas de las personas que se dedican a elaborar ropones.
Pero si algo es seguro es que esto forma parte del folclor mexicano y de una forma muy particular de vivir la fe desde la identidad, la devoción y hasta la necesidad.
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