En CDMX existen alrededor de 30 lienzos en los que se practica la charrería, el deporte nacional y Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Ingenio mexicano, identidad nacional, política y arte forman parte de este deporte que, lejos de perder popularidad, vive su mejor momento, consideran expertos.
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“No es tan evidente porque quienes practicamos la charrería no estamos vestidos diario de charro”, dice Arturo Ruiz, presidente de la Asociación de Charrería de la UNAM. Sin embargo, apunta que la de charrería es la segunda federación deportiva con más afiliados en México:
“Si revisas la cantidad de afiliados a las federaciones deportivas en México, la que tiene mayor número es la de Taekwondo, y en segundo lugar está la de charrería. Actualmente hay más de 25 mil charros federados, además de los que practican el deporte sin afiliarse”.
Charrería, una historia de ingenio mexicano
Los orígenes del deporte nacional se remontan a la época de la colonia, cuando los caballos eran fundamentales tanto para la guerra como para la economía.
“El desarrollo económico tenía mucho que ver con las haciendas y con la ganadería. Y para el manejo del ganado se requería que los vaqueros estuvieran montados a caballo. Pero la corona española tenía prohibido que los indígenas montaran a caballo porque la caballería era una parte importante de los ejércitos”, cuenta el Doctor Arturo Ruiz.
La necesidad de desarrollo económico llevó a los hacendados a exigir que se permitiera a sus trabajadores montar a caballo.
“En el siglo XVI los hacendados solicitan un permiso, en lo que ahora es la región de Hidalgo, para que un grupo de indígenas pueda montar a caballo. Y acepta, pero con una condición: que no utilizaran las sillas ni los frenos que existían en ese momento”.
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Pero el ingenio mexicano logró sortear esa prohibición de usar las mismas sillas y riendas que los militares de aquella época.
“Diseñan una nueva silla, y ahí nace la silla charra. También diseñan una nueva rienda”, relata el Doctor Ruiz.
Esa silla y esas riendas se crearon para ser funcionales a las necesidades del trabajo en las haciendas. Permitían a los trabajadores tener una mano libre para usar la cuerda y al mismo tiempo sujetarse al momento de lazar animales.
Así, las primeras suertes charras nacieron como habilidades necesarias para el manejo del ganado. Pero, irónicamente, también sirvieron para aquello que querían evitar los conquistadores: adquirir destrezas en los conflictos bélicos. Montados a caballo, los chinacos participaron en guerras como la de Independencia y la de Reforma.
Con el paso del tiempo, se crearon las primeras asociaciones de charros y su práctica se fue expandiendo. Finalmente, tras la Revolución, la Charrería fue utilizada políticamente como un elemento de identidad nacional que permea prácticamente todos los aspectos de nuestra cultura:
“Pascual Ortiz Rubio decreta que el deporte nacional por excelencia es la charrería. Luego, Abelardo Rodríguez decreta el 14 de septiembre como Día del Charro. Se usa la imagen del charro como un símbolo de identidad nacional y empieza a tener un auge en la literatura. Hay varias novelas que hablan de charrería como Astucia, el jefe de los hermanos de la Hoja o Los de abajo. Hay poesía con Sánchez Juárez, cine con Jorge Negrete y Pedro Infante. También artesanía: la indumentaria charra, las sillas y la elaboración de las sogas tiene que ver con el trabajo de artesanos mexicanos”.
La charrería hoy en CDMX
Jalisco, Zacatecas e Hidalgo son los estados con más lienzos charros en el país. Pero la capital no se queda atrás. De acuerdo con el Doctor Arturo Ruiz, hay aproximadamente 30 espacios para practicar la charrería en CDMX. Por supuesto, el más conocido de todos es el de Constituyentes, que es sede de la Asociación Nacional de Charrería.
Sin embargo, también hay muchos otros. “El Lienzo Charro de La Villa es conocido como la catedral de los charros porque tiene la tradición de hacer una charreada abierta al público todos los domingos”, nos dice el Doctor Ruiz. Agrega que hay otros en el Pedregal, en Aragón, etc.
La Asociación de Charrería de la UNAM, que preside Arturo Ruiz, es muestra viva del auge del deporte nacional en CDMX. En ella participan alumnos de bachillerato, licenciatura y posgrado, También académicos, exalumnos y miembros de escuelas incorporadas.
Cuentan con 150 miembros registrados formalmente, de los cuales 30 son escaramuzas; es decir, mujeres que practican la charrería. Además, realizan un torneo anual con 5 equipos y compiten en campeonatos nacionales.
“Se estima que México es el segundo país del mundo con más caballos, solo después de Estados Unidos. Yo podría asegurar que no ha habido momento en la historia de México con más charros y con un desarrollo mayor de la charrería que el que vivimos actualmente”, añade el doctor Ruiz.
“Nuestros caballos son parte de nosotros”: el trato a los animales en la charrería
Un tema fundamental en la charrería es la relación con los animales. Las suertes charras implican tanto a los caballos como al ganado:
“Una charreada se compone de 9 suertes y la participación de la escaramuza. Podríamos dividir las suertes en tres tipos. Unas son aquellas en las que se demuestra la comunicación entre el charro y el caballo. Otras son suertes donde se maneja la soga y la tercera son los jineteos”.
En los jineteos se monta a toros o yeguas brutas, mientras que otras suertes tratan de lazar y derribar al ganado.
Cuestionamos al Doctor Arturo Ruiz sobre el trato que se da a los animales en la charrería y fue enfático al asegurar que es respetuoso. Hay veterinarios presentes en las charreadas y un concejo de bienestar animal.
Asimismo, comenta que los caballos se entrenan con ejercicios de recompensa y no de castigo, y que se les dan todos los cuidados necesarios. “Son parte de nosotros”, asegura”.
“Nuestros caballos son nuestros compañeros. Es un binomio. Es de nosotros. Entonces, tenemos nuevos cuidados. El caballo se tiene que herrar cada mes y medio; cuidar su sistema digestivo, cuidar su alimentación y actividad física”.
¿De deporte nacional a deporte olímpico?
Finalmente, el Doctor Ruiz comenta que, aunque es el deporte nacional, la charrería está teniendo impacto a lo largo de todo el mundo. Mexicanos que han migrado a Europa o a Estados Unidos lo han llevado consigo.
En 2016 la UNESCO declaró a la charrería Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Además, está en proceso de convertirse en deporte olímpico:
“Todavía no llega a las Olimpiadas porque el primer paso es que el Comité Olímpico reconoce los deportes locales- Luego se practican como deportes en cada país y finalmente se integra a las Olimpiadas”.
Pese a este desarrollo inédito de la charrería, para el doctor Arturo Ruiz Todavía hay un reto por cumplir. La pasión por este deporte se hereda en familias con generaciones de tradición, pero falta hacer llegar el deporte a más gente:
La mayoría de los charros venimos de familias charras. Hay pocos charros nuevos. Eso es algo que tenemos que revolver. Tenemos que ofrecer una puerta de entrada a nuestro deporte y nuestra tradición con una escuela de charrería”.
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