¡Tururú! La historia de amor más bonita del Metro

Ver a una parejita debajo del reloj, en el andén de una estación, muy juntita en las escaleras, recargados en alguna superficie o sentados en el piso mientras se dan un tierno beso, hace pensar: “¡eso es amor!”. El…

Ver a una parejita debajo del reloj, en el andén de una estación, muy juntita en las escaleras, recargados en alguna superficie o sentados en el piso mientras se dan un tierno beso, hace pensar: “¡eso es amor!”. El Metro de CDMX tiene muchas historias de romance que se dan un transbordo.

Para conocerlas, Chilango y Groenewold M. sumaron esfuerzos para pedirle a la bandita chilanga que abriera su corazón y compartiera si se había enamorado alguna vez en la amplia red del Servicio de Transporte Colectivo Metro. La participación fue mayúscula y uno de los relatos convenció a lectores y editores.

Foto: @ameyalliq

¿Qué historia del Metro es la más romántica?

@ameyalliq compartió su épica historia de amor, que nació en la Limusina Naranja. Ameyalli Quetzalli relató que fue el 06 de junio de 2017 cuando el destino la llevó a elegir la Línea Amarilla, “que no solía tomar para nada”. La vida tenía elegido su camino y decidió dejar pasar un convoy, a pesar de que sí había espacio.

Caminó al final de la estación y subió al siguiente Metro, en el último vagón, una decisión que consideró “aparentemente insignificante, pero que le dio un giro completo a mi vida” porque “ahí viajaba el amor de mi vida”, abundó Quetzalli, quien se fijó en un joven “guapo” y hasta le comentó a un amigo de su encuentro.

Foto: @ameyalliq

Sus miradas se cruzaron y él no dejaba de verla. Su conexión fue inmediata, tanto que ella adivinó qué hacía el joven que captó tan súbitamente su atención. “Algo súper extraño fue que al verlo pensé; ‘este vato es ingeniero de la ESIME’, como si lo supiera, no tenía ningún distintivo, escudo, ni nada por el estilo, pero lo sabía”, posteó.

Al llegar a Pantitlán, aunque ella intentó conservar la paz, esta se perturbó cuando su “crush” se puso al lado de ella y le preguntó si podía acompañarla durante su transbordo y le dejó clara su intención: “trataré de conseguir que me des tu nombre y tu teléfono en este trayecto”, contó la joven.

Foto: @ameyalliq

Se despidieron, ella reparó en “la tontería que hizo” y se la contó a su amigo: “Le acabo de dar mi número al guapo del metro”, lo que le generó mucha risa a este. Al día siguiente @ameyalliq recibió, como si fuera 2007, un SMS. La frase “¡Hola, Ameyalli! ¿Qué hay? Soy Luis Rogelio. ¿Me agendas?”, lo comenzó todo.

El clic fue directo y un shock para ella porque Luis le reveló: “Soy ingeniero, estudié en la ESIME de Zacatenco”, pero eso ella, ¡ya lo sabía! Comenzaron a salir y un mes después ya eran novios. Tras seis años y con la ciudad de Paris, Francia, como sede, Rogelio se arrodilló y le pidió que se convirtiera en su esposa.

Foto: @ameyalliq

“Hicimos el sueño realidad. Hoy somos marido y mujer. Gracias, STC Metro. Gracias, estación Pantitlán”, detalló. Con la votación de los lectores y los editores de Chilango, con este relato de serendipity, Quetzalli se convirtió en la ganadora de una pieza original de Groenewold M.

“¡Qué buena onda! ¿Quién no se ha enamorado unos instantes de vagón a vagón?, de subir la escaleras y ver bajar la belleza, de estar viajando en el mismo lugar estar tan cerca pero a la vez tan lejos, escuchar una rola que le vaya tan bien que la cantas por dentro. ¡Ganó el amor!”, consideró Groenewold M.

Foto: @ameyalliq

Otras historias en el Metro chilango

Pero no solo noviazgos se han hecho al amparo de la frase “¡Permita el libre cierre de puertas!”, también se ha pedido matrimonio, como le pasó a Kika García. Con su novio, viajaban todo los días de la estación Oceanía hasta Central del Norte, donde trabajan. Un día él le prometió una sorpresa el fin de semana.

“Ahí va el Bartolo a decir: ‘te tengo una sorpresa el sábado en la noche’, y digo Bartolo porque él bien sabía que ella era curiosa así que en todo el turno de trabajo se la paso jodiéndolo que le dijera que sorpresa le tenía. Ni así se detuvo a seguir con esa locura sabiendo que a ella le gustaba joder”, escribió García.

Fotos: Rogelio Morales

Tanto molestó Kika a su novio, que él finalmente cedió: “Él se fastidio y le dijo en los escalones del metro Central del Norte, con dirección Pantitlán, ¿quieres ser mi esposa? A lo que ella se quedó muda y en su cabeza pensaba (ándale estabas jode y jode, ahora contéstale) y… le dije que sí”, relató en el IG de Chilango.

Para Fernando Rivera en el Metro también se encontró con “la vida”. El amor lo estaba esperando en la estación Aquiles Serdán. Un día que fue a visitar a su papá al trabajo y en el camino se topó con Nicole Soriano Hernández, en la parada Lindavista, ¡el amor fue a primera vista!

Foto: Diego Simón Sánchez

“Traté de alcanzarla en el transbordo a El Rosario, pero entre tanta gente la perdí. Sin embargo, el destino me sorprendió y volví a encontrarla en el tren de la Línea Naranja, ella se bajó en metro Aquiles Serdán, casualmente la estación donde tenía que bajarme”, contó de esta causalidad Rivera.

Le pidió su teléfono, se mensajearon tres meses, luego de tener inconstantes citas durante un año y medio, se hicieron novios y tras seis años de relación se comprometieron en Cozumel, su Save the Date fue en Metro Camarones y su boda muy cerca del Metro Auditorio. “Gracias @metrocdmx por unir destinos”, dijo Rivera.

Foto: Andrea Murcia

En la estación dedicada la reina que conquistó el Nuevo Mundo, Isabel la Católica, se logró un amor trasatlántico. @frenchilanga compartió con Chilango su vivencia. Pasó cuando iba al Metro Chabacano para pagarle a su abuela un préstamo que le hizo para viajar a Acapulco.

Por la lluvia “la circulación era lenta”, por lo que decidió bajarse en la estación de la Línea Rosa, donde conoció a su futuro esposo, quien estaba esperando a Daniela, pero como esta nunca llegó, se fue con @frenchilanga a un Sanborn’s, donde platicaron durante tres horas.

Foto: Victoria Valtierra

“Él con su español rudimentario, yo con mi timidez de 24 años. Nueve meses después estaba yo en Francia, casándome con él y mi vida cambió completamente. Isabel la Católica siempre será especia para mí”, finalizó @frenchilanga. Todo sucedió en junio de 2003.

Así que ya lo sabes, la próxima vez que tengas que tomar el Metro abre bien los ojos, porque no sabes en qué transbordo, retraso en el servicio o si en el andén, ahí sin saberlo, podrías encontrar a tu alma gemela, teniendo como cómplice el transporte más chilango de todos.

Foto: Guillermo Perea

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