La población mexicana es famosa a nivel mundial por la buena onda que proyectamos, por la comida tan rica que cocinamos y sobre todo por la pasión que irradiamos en cada cosa que hacemos o deporte que apoyemos.
Esta pasión mexicana se expresa en diferentes costumbres; sin embargo, estas no son iguales para todos los que habitan este gran país. La banda chilanga podemos presumir que tenemos algunas pasiones endémicas de la capital y que la gente de provincia no más no puede comprender.
Si es tu caso, no te nos preocupes porque aquí vamos a enumerar algunas y si eres de la capital y te identificas con más de una también te invitamos que sigas leyendo pues hay una costumbre que se ha convertido en pasión que te daría la oportunidad de ponerle nombre a un avión. Así como lo lees.
Pasión por meter todo en bolillos
Desde hace casi 200 años la “Guajolota”, originaria de Puebla, llegó a la capital, se intercambió la enchilada por un tamal. En cuanto al nombre, se cree que alude a que los guajolotes son engordados con los granos del elote.
Siguiendo con la tradición del alimento que provee a la pandilla trabajadora de la capital su dotación calórica, incontables alimentos se han puesto dentro de bolillos: Chilaquiles, tacos de suadero, gorditas, (los cuales de hecho coinciden con el origen antes mencionado), plátano, gelatina o hasta helado. Ya depende de la imaginación de la pandilla chilanga.
Pasión por la garnacha callejera
Cualquier estado puede contar con sus puestos de comida callejera, pero es un hecho que la banda capitalina se ha hecho dependiente de las garnachas de banqueta. Dado que muchas actividades económicas se congregan en la CDMX, existe también gran concentración de trabajadores que salen a tempranas horas y regresan hasta entrada la noche y no tienen tiempo de cocinar.
En 2022 la cultura de la comida callejera ya es toda una tradición de la que disfruta no solo la banda chilanga, también los miles de turistas que nos visitan cada año.
Pasión por tomar micheladas
En otras zonas del país, donde gustan de tomar cerveza para aliviar el calor, o simplemente relajarse con las amistades, son mucho más puristas sobre cómo se debe tomar la bebida. Mientras que en regiones cerveceras, como en el norte, les encanta abrir la lata y dejarla correr por la garganta, en la capital no es raro ver puestos en los que se preparan las famosas micheladas a las que se les añade limón, sal, tamarindo, gomitas, camarones y prácticamente cualquier cosa que pinte en la imaginación de quien la elabore.
Por si fuera poco el transformar la bebida, en lugares, como el Barrio de Tepito o algunos otros tianguis, se ha puesto de moda servir las micheladas en vasos de licuadora de colores fluorescentes para redondear la experiencia con música a todo volumen. La pandilla chilanga ha bautizado esta deformación como licuachelas y es una de las pasiones más actuales.
Pasión por buscarle el doble sentido a todo y alburear
La BBC de Londres publicó alguna vez que la técnica mexicana de alburear es como hacer esgrima con palabras. Sin embargo, para una definición menos poética podemos decir que se trata de buscar jugar con el interlocutor a base de frases que a primera impresión solo tienen un sentido, y no son ofensivas, pero que son un juego de palabras cuyo significado alude a otra cosa.
Si bien la capital no es la única ciudad en la que se alburea, es donde se ha llevado la técnica al mayor nivel. Incluso, en el barrio de Tepito solía encontrarse la prócer de la disciplina mejor conocida como La Reina del Albur. Este personaje ilustre fue campeona nacional de albures y además alcanzó fama por impartir talleres de albures finos. Ruiz falleció en 2019, pero la CDMX sigue teniendo pasión por alburear a quién tenga la guardia baja
Pasión por echar la cascarita callejera
El amor por el futbol que se profesa en la capital se puede ver en la cantidad de equipos profesionales y estadios que hemos tenido a lo largo de la historia. Además de los tres equipos que representan a nuestra ciudad en la Liga MX, pesan los mundiales del 70 y 86 cuyas finales se han jugado en el mítico Estadio Azteca.
La tradición de jugar en ligas domingueras o en cascaritas entre la pandilla cada que se pueda ha ido pasando de generación en generación y la banda chilanga conforma uno de los pueblos más futboleros del país.
Una costumbre que se desprende de esta pasión por jugar con un balón, y hasta con una botella o literalmente cualquier objeto, es que al meter gol se festeja haciendo “celebraciones”, como maromas, gestos y poses imitando algo, como “el avioncito”. Desde amateurs hasta profesionales, cuando alguien logra meter el balón en las redes, es tradición correr en círculos con los brazos abiertos simulando el vuelo de un avión.
Si tú eres fan de celebrar haciendo “el avioncito” y quieres llevar tu pasión al máximo viajando y conociendo otras capitales futboleras en los Estados Unidos, Centro y Sudamérica, además de ponerle tu nombre a un avión, participa, en el challenge de Volaris. Solo tienes que subir un video a tus redes sociales con el hashtag #AvioncitoVolarisChallenge y podrás entrar al sorteo para ganar 1 año de vuelos ilimitados y tu nombre en uno de sus aviones.
Para participar debes grabar tu festejo de avioncito. Puedes ser tú mismo, en un videojuego, o como a ti se te ocurra. Súbelo a Instagram o TikTok con el hashtag #AvioncitoVolarisChallenge (tu perfil debe ser público para que lo podamos ver). Si participas en Facebook, deberás poner tu video en la sección de comentarios de la dinámica que publicamos, incluyendo el hashtag #AvioncitoVolarisChallenge. Compártelo con todas las personas que puedas para conseguir la mayor cantidad de likes.
Los 30 videos con más likes, tendrán la posibilidad de ser elegidos como uno de los 10 ganadores de la dinámica. Un jurado especial, conformado por 3 influencers, seleccionarán de esos 30 videos, a los 10 ganadores. Por si quieres saber más, te dejamos los términos y condiciones aquí.
CONTENIDO HECHO EN COLABORACIÓN CON VOLARIS.