El especialista en estudios urbanos por el Colegio de México, Armando Rosales, asegura que la Ciudad de México siempre ha tenido que recurrir a fuentes externas para abastecerse de agua. Él explica los detalles de la historia de la ciudad y su relación con el agua potable:
La actual estrategia de abastecimiento de agua recae en la misma dinámica: fuentes externas y cada vez más alejadas de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), y la perforación cada vez más profunda de pozos a falta del agua superficial que había en los lagos de Texcoco, Zumpango, Chalco, Xochimilco y San Cristóbal-Xaltocán.
Además de la falta de agua en las cuencas, el argumento para usar agua de los pozos es la calidad adecuada que tiene, eso, siempre y cuando no se hagan perforaciones tan profundas como para encontrar metales pesados que son nocivos para la salud.
“Se considera, en general que el agua de los acuíferos tendrá buena calidad porque ya ha pasado por procesos de filtración y purificación que representa este trayecto de cada gota de agua de lluvia y su interacción en el medio. Aunque su calidad va a depender también de las características, no solamente ambientales, sino también sociales de la región, por ello existen algunos acuíferos donde se presenta agua con un mayor contenido de ciertos metales o minerales”, asegura Clara Tinoco Navarro, especialista en el tema, quien pertenece a la Red Nacional de Adaptación al Cambio Climático (Renace), a la Red Nacional de Monitoreo de Reservas de Agua (Redmora) y la Red Mexicana de Cuencas Hidrográficas (Remexcu).
Rosales también explica que no es posible perforar pozos en cualquier lugar porque no siempre se encontrará agua de buena calidad. “Ciudad Nezahualcóyotl, por ejemplo, es una zona en la que no puedes perforar porque era la parte más profunda del lago de Texcoco con agua salada. Entonces si tú perforas un pozo y el agua sale agua salobre, no la puedes ni tratar ni beber ni consumirla”, dice.
Dado sus escasas formas de obtener agua potable, la Ciudad de México ha tenido que invertir presupuesto en la creación de proyectos que bombean el agua desde otros lugares alejados de la urbe.
- Época prehispánica: La ciudad estaba ubicada sobre el islote y rodeada de lagos, pero el agua no era potable y no se podía consumir. Desde ese periodo se utilizaron acueductos de caña, carrizo y adobe que permitían importar el agua desde algunas fuentes externas, como los manantiales del Cerro Chapultepec.
- Virreinato: Durante esta época, el agua de Chapultepec se terminó y entonces se ideó la ampliación del acueducto de La Verónica para traer agua hasta Santa Fe, además de las captaciones en La Villa de Guadalupe y Naucalpan. También se construyó en el sur de la ciudad el acueducto de Chapultepec (Arcos de Belén).
- Siglo XIX: Los conflictos armados provocaron el descuido de la infraestructura y nulo mantenimiento a los acueductos.
- Porfiriato: Se explotó aceleradamente el agua de Xochimilco.
- Siglo XX: La alternativa más viable fue la extracción de agua a través de la perforación indiscriminada de pozos en la ciudad.
Lee el reportaje completo aquí: Escasez de agua en la CDMX: salud urbana en riesgo
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