¿Te gusta caminar por el Centro de la CDMX de noche? Ten cuidado porque una leyenda podría estar acechándote entre las penumbras de la capital.
Para que esta leyenda de la época virreinal no te atrape, te advertimos cuál es la calle que debes de evitar a las 11 de la noche, después de salir de la fiesta o del trabajo.
Claro, si quieres…
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Don Juan Manuel de Solórzano, un hombre de riquezas
Entre las calles de la ciudad se cuenta una famosa leyenda de un hombre que vivió en la época de la Nueva España, allá por el año de 1783, en la calle que hoy día conocemos como República de Uruguay donde habitó Don Juan Manuel de Solórzano, según el libro ¡Luis y Caro VS. Los fantasmas de la ciudad!
Don Juan Manuel fue un hombre con grandes riquezas, pues era el comendador del virrey Lope Díez de Armendáriz, este puesto le otorgó toda clase de comodidades, un ejemplo, es su casa en la calle República de Uruguay 90.
Sus paredes todavía están decoradas con azulejos, columnas y un inmenso patio donde se ataban los caballos de las visitas.
Este hombre contrajo matrimonio con una bellísima mujer, su nombre era Leonor de Branfuente y Laguna, por órdenes de Don Manuel sólo tenía permitido ir a misa y cubrir con un velo grueso su hermosura así como de no recibir visitas.
Pacto con el mismísimo chamuco
La pareja jamás concibió un hijx, lo que provocó que el acaudalado se uniera a un convento franciscano para ser bendecidos con un milagro que les permitiera tener un primogénitx.
La historiadora Veka Duncan relata que este hombre lleno de riquezas y poderío dejó al sobrino a cargo de su título al internarse en el convento, pero Don Juan Manuel cayó víctima de los cochinos celos y empezó a creer que su esposa lo engañaba con, nada más y nada menos que, su sobrino.
Según se relata Don Manuel de Solórzano realizó un pactó con el diablo para que le revelara con quién le ponía los cuernos su esposa, así fue como, el mismísimo chamuco aceptó con una condición: “tenía que asesinar al primer hombre que cruzara frente a su casa a las 11 en punto de la noche”, en palabras de Veka Duncan.
A la hora marcada por el diablo pasaría el amante de su mujer, frente a su casa, y Don Juan Manuel de Solórzano le pediría la hora. A las 11 de la noche, el acaudalado víctima de los celos le recitaría las siguientes palabras: “dichoso el que conoce la hora de su muerte” y después lo asesinaría.
Víctimas de Don Juan Manuel
Así fue como Don Manuel se quedó a esperar quién tocaba a su casa, ubicada en República de Uruguay, por las noches para descubrir la supuesta infidelidad de su mujer.
Noche tras noche, Don Juan Manuel, se quedó entre las penumbras de la oscuridad para conocer la identidad de su enemigo, pero poco a poco empezó a acumular varias víctimas.
Veka Duncan cuenta que todos los hombres que caminaron a las 11 de la noche, y después de darle la hora, perdieron la vida en manos de Don Manuel en la calle de la República de Uruguay.
No camines por su casa a las 11 de la noche
Don Manuel se convirtió en un asesino por sus celos, por lo cual, decidió volver a la iglesia para conseguir el perdón divino y fue así que un sacerdote le invitó a rezar con fervor por las calles de la plaza. Al tercer día de sus plegarias ocurriría un sorprendente misterio.
Ese hombre con título de la Nueva España y varias riquezas, lo encontrarían colgado en la horca, de acuerdo con la leyenda y Veka Duncan, se cuenta que “los mismos ángeles lo ahorcaron” por todos sus asesinatos.
Advertidx estás… Si pasas por la casa ubicada en República de Uruguay 90 a las 11 de la noche, y alguien te pregunta la hora, ¡huuuye! para contar que corriste de las manos de Don Juan Manuel.
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