Huele a gas. Sobre la avenida México-Xochimilco decenas de personas torean a los automóviles. Con las manos en alto, muestran cartulinas fluorescentes: «Hay fuga de gas: apaga tu celular y no fumes».
El tráfico es cada vez más pesado. A la orilla de la carretera, cientos de personas caminan. Quieren llegar a San Gregorio Atlapulco y saben que el camino es largo. En sus manos llevan víveres: paquetes de agua, canastas con tortas; también picos y palas. Desde la noche del martes comenzó a circular la alarma: este pueblo había sufrido daños severos y, como todas las noticias se concentraron en la zona centro de la ciudad, la ayuda no estaba llegando. Pero ahora, la ayuda es tanta, que es imposible avanzar.
Llegando al Centro de Xochimilco, sobre la avenida 16 de Septiembre, el caos se ha adueñado de todo. Son las cuatro de la tarde. Es imposible seguir en auto hacia San Gregorio. Las voluntarias comentan que la ayuda ya no es necesaria: el pueblo presenta un sobre abasto en medicinas y víveres. Ya hay suficientes voluntarios. Si acaso, se necesitan pañales y alimento para los bebés.
Pero los automovilistas no desisten. Quieren avanzar, dejar sus paquetes con comida o medicinas, pese a que personal de protección civiles les dicen que ya no hay paso.
Como pueden los automovilistas continúan: algunos echan mentiras, dicen ser vecino de la zona y lograr ingresar hasta el Bosque de Nativitas. Aquí se les invita a dejar sus donaciones, pues no hay manera de seguir adelante.
El olor a gas sigue presente.
«Cuando llegué ya había colapsado mi casa»
Sacar escombro. Si en algo ayudaron los voluntarios, de toda la ciudad, fue a remover los pedazos de muros caídos. En San Gregorio ocurre lo mismo. Montones de cascajo sobre las calles esperan a ser removidas.
Gran parte de los voluntarios llegó en aventón. Algunos lograron avanzar hasta San Juan Minas, un pueblo cercano, a 20 minutos de San Gregorio. En pequeñas carpas, los paramédicos atienden a los heridos. «Son pocos los casos. Básicamente son dolores musculares y de cabeza de los rescatistas», comenta una voluntaria quien atiende la herida en la rodilla de un adulto mayor: cayó al pisar una piedra.
Sobre la avenida Chapultepec, hasta llegar a Belisario Domínguez, se encuentra un gran número de casas con daños considerables, hombres forman una cadena humana y con botes retiran los escombros.
«Cuando llegué ya había colapsado mi casa, dentro se encontraba mi hermana y dos de mis sobrinas, menores de edad, afortunadamente salieron al patio para protegerse junto a mis vecinos», comenta Rogelio Payro, mientras observa lo que quedó de su vivienda ubicada entre las calles Lázaro Cárdenas, Avenida México-Poniente y Avenida Hidalgo.
«Casi todas las casas en Lázaro Cárdenas del lado Poniente de avenida Hidalgo a Chapultepec están desalojadas, muchas se cayeron. Del lado de la iglesia cayó un centro comercial de dos niveles», dice Rogelio.
Sin luz, ni agua, ni internet
Baltazar Sánchez llegó hace varias horas, viene desde los Reyes La Paz. Trabajó casi cuatro décadas en el Cuerpo de Bomberos. Hoy tiene 60 y no ha pardo de caminar desde hace 10 kilómetros. «Avanzamos a pie como tres horas desde el Centro de Xochimilco, unos ratos caminando y otros de aventón», dice.
Baltazar colaboró en las labores de rescate desde el martes, apenas unas horas después del sismo, en el Centro Histórico. «Ya no hacía falta allá, por lo que me moví para llegar aquí». No ha dormido en 24 horas, pero le reconforta saber que ayudó a salvar una vida, en el número 38 en la calle de Belisario Domínguez, aquí en San Gregorio.
«Han venido bastantes personas de la Marina, de C.U y los bomberos. Tenemos muchos medicamentos y víveres. Ya no nos hacen falta», comenta Alicia Morales, quien está como voluntaria en un centro de Acopio. Es en otros pueblos cercanos, donde la ayuda aún no llega: San Juan Ixtayopan, San Luis y Santa Cruz. «Aquí los daños más graves ocurrieron en la iglesia, se cayó la cúpula, un mini súper, habían personas que murieron. Mi vecina y la hija de uno de los rescatistas”.
En la Plazuela de la iglesia de San Gregorio, ubicada en el cruce de las avenidas México y Cuauhtémoc se encuentra un centro de acopio donde recaudan materiales de construcción como: picos, palas, marros y guantes. Ese material es para las brigadas que se encarga de ayudar a levantar escombros, algunas personas se arman para ayudar al rescate.
Son casi las ocho de la noche, en el pueblo hace falta electricidad y agua; son pocos los lugares donde hay red de internet, algunas personas se aprovechan de la situación para cobrarle a la gente 15 pesos por casa 10 minutos de carga. Algunos negocios con planta de luz ofrecen el servicio de manera gratuita pero las colas son largas.
En total, hasta el día jueves, se contabilizarán 142 muertos en la Ciudad de México. Ocho de ellos murieron aquí, en Xochimilco.