Sobreviviendo al transporte público
Por: Sandra Lucario
Ah, la querida ciudad de México, con su desquicie urbano y todas las maravillas que la hacen tan seductora comocomplicada (fémina tenía que ser). Aunque muchos le recuerdan a su mamacita cada que 1) se les poncha una llanta por culpa de un bache, 2) el metro se queda estancado durante minutos que parecen horas, 3) terminan en el suelo del micro porque el señor chofer “frenó” sin pensar en uno, 4) debe pelearse con los automovilistas porque al ciclista o peatón no se le respeta, 5) llega tardísimo a su chamba porque ya hubo otra marcha o plantón…
Aunque lo hacen, lo hacemos, la verdad es que es poco probable que podamos vivir lejos de ella… Y, si lo hacemos, no dejaríamos de extrañarla. (Aunque dudamos que la nostalgia se concentre en el transporte público…). Lo cierto es que es de esas grandes cosas que sólo se viven en los asfaltados y subterráneosterritorioschilangos.
¿Cómo hacer del transporte un lugar feliz?
La infancia
Uno como quiera… pero está chafísima que si tienes una hoja en blanco, la empieces a llenar de rayones y tachones horribles. Un chamaco es una obra que puedes manipular a tu antojo… ok, moldear para que el mundo sea un lugar mejor. Por eso, señoras y señores, no le enseñen a sus vástagos a correr entre las piernas de los usuarios y “ganar” un par de asientos que apenas y puedan apartar con ambos brazos.
El ambulantaje
No diremos cosas malas de ellos, porque nuestras mamás nos enseñaron a que si no tenemos nada bueno qué decir de la gente, mejor nos quedáramos callados… Ah, ¿se la creyeron? Según encuestas son unos de los seres más odiados por la ciudadanía defeña (se pelean el puesto con los viene-viene), por lo que sobra decir que sin su ánimo invasivo habría más sonrisas y tranquilidad en nuestros trayectos.
Los choferes
Los hay de chile, mole y manteca. Que si muy platicadores, que si muy cumbiancheros, que si muy rápidos y furiosos, que si “No hable con el operador”. De todo, según el transporte que manejen. En administraciones pasadas se les anunció que los castigarían con multas si no usabancorbata y camisa blanca, se les capacitó para ofrecer atención al público y ahora Mancera les ofreció un curso deCiclismo Urbano. Mientras se haga por el bien de todos, que siga la mata dando.
Usuarios obsesionados con los asientos reservados
Personas en silla de ruedas o con algún tipo de fractura, mujeres embarazadas, mujeres con niños y ancianos. ¿Lo repetimos? A estos usuarios enamorados de los lugares marcados les jala como imán este tipo de lugares, que deberían estar siempre disponibies para las personas mencionadas arriba. Bola de irrespetuosos. Ya no hablemos de quienes ponen sus cosas en el asiento de al lado o suben sus piesitos en el de enfrente.
Personitas que no saben leer
Hasta octubre de 2012,el Distrito Federal registraba menos de 3.8% de población analfabeta (INEA)… Ajá, aunque usted (y todos los que sufrimos la ira nuestra de cada día por quienes no respetan los señalamientos) no lo crea/creamos. Hay los que ignoran el:No viajar en el estribo (¡cacharpos!), el: Antes de subir, permita bajar (¿quién dijo que se trataba de jugar americano?), el: Área reservada para mujeres y niños. Cosas así.
Si arregláramos las cosas, podríamos convivir más civilizadamente y hacer del transporte público del DF una maravilla.