—Dime la verdad, ¿lo tienes?, yo lo único que quiero es a mi perro, ¿le hiciste algo?
—Si llamas a la policía, no te doy a tu perro. Y me encargo de que no lo recibas.
—Mándame una foto de que lo tienes
—No te voy a mandar fotos pero te puedo decir que le falta un diente.
—Yo no tengo 50 mil pesos ahorita, de veras. Lo más que te puedo dar son 20 mil pesos.
Sofía Cárdenas no podía creer que estuviera sufriendo una extorsión a cambio de Simón. El día anterior, 18 de diciembre, lo había sacado a pasear como siempre en las alrededores de la Glorieta de Etiopía, en la colonia Narvarte. Antes de volver a casa, entró a una tienda por algo de beber; no tardó ni cinco minutos. Al regresar, su pequeño Bichón Frisé no estaba. Testigos la alertaron: un hombre se lo había llevado. De inmediato, Cárdenas colocó carteles en los que ofrecía 5 mil pesos por encontrarlo.
Un hombre la contactó y describió a detalle los collares que portaba Simón. No había duda de que estaba en su poder. La desesperación hizo que Sofía fuera al McDonald’s de avenida Cuauhtémoc, con 20 mil pesos en billetes de 500, casi el doble de lo que su mascota valía en el mercado. Hacia las 4:00 de la tarde, el secuestrador se le acercó, pero sin Simón: cuatro patrullas hicieron evidente el plan para atrapar al culpable. La transacción no se llevó a cabo; quedaron de verse al día siguiente, en la noche, a las afueras del metro Chabacano.
«Cuando llegué vi a Simón. Apenas me dio para sacar un fajo de billetes y los policías se le aventaron y lo esposaron. Yo agarré a Simón —recuerda Sofía—. Por supuesto, los policías me pidieron la recompensa inicial».
Hasta entonces, Cárdenas no pensó que el rumor fuera cierto. La noticia de grupos criminales dedicados a robar o secuestrar animales le parecía absurda, como a muchos: «los policías me explicaron que estas bandas se fijan en quiénes cuidan más a sus perros».
Según datos de la Procuraduría capitalina desde febrero de 2015 se han abierto 232 investigaciones por robo de animales, sin embargo, tan sólo han sido consignadas 9 personas por este delito desde 2012.
De acuerdo con José Luis Carranza, director de Frente Ciudadano Pro-Derecho Animal (FRECDA), el modus operandi más común es esperar a que los dueños salgan al parque con sus mascotas y esperar cualquier distracción para robarlo. Sin embargo, hay ocasiones en donde simplemente amagan con armas de fuego. Se trata de un negocio bastante lucrativo, ya que hay animales que pueden valer desde 10 mil hasta 150 mil pesos.
«Existe un mercado negro de animales de compañía —lamenta Carranza—. Como no hay registro donde aparezca el dueño y las características del perro, es muy fácil que cualquiera se robe un perro de raza y lo cruce y esté vendiendo perros de traspatio. Otro problema es que casi no hay denuncias pues los funcionarios se burlan de ellos»