Chilango

Roberto Castillo: el Kumamoto chilango

Cortesía: Wikipolítica

Desde hace más de dos meses, Roberto Castillo toca una puerta tras otra para repetir el mismo discurso: «somos un colectivo de jóvenes que estamos tratando de impulsar una candidatura independiente para lograr un espacio…». Esta tarde no puede terminar. El vecino que le abre la puerta de su casa en la colonia Jardín –un hombre despeinado y de pantalones deportivos– comienza a gritar: «¡Ya no me digas nada! ¡En serio, por favor! ¡Ya no creo en nada!».

Algunos reciben a Castillo así, como si fuera un predicador religioso y no un precandidato a diputado de 27 años, uno que intenta seguir los pasos de Pedro Kumamoto, quien en 2015 logró ganar una elección para ocupar un puesto en el Congreso de Jalisco sin pertenecer a un partido político. Igual que él, Roberto Castillo es parte de la plataforma Wikipolítica y tiene menos de 30 años.

No todos reaccionan con incredulidad. Al recorrer las 54 colonias del distrito 26, integrado por parte de las delegaciones Benito Juárez y Coyoacán, encuentra un amplio abanico de ánimos. Desde los militantes de algún partido hasta los que se enternecen con su aspecto. En uno de sus recorridos por la colonia Del Carmen, por ejemplo, una mujer de 75 años le pellizcó los cachetes como si fuera su nieto: «ustedes los jóvenes son el futuro del país», le dijo en un arrebato de ternura.

Foto: Cortesía Wikipolítica

Para reunir las 2,226 firmas necesarias para su candidatura, Castillo y su equipo tuvieron que salir cada día a las calles en dos brigadas conformadas por 10 personas, ninguna de las cuales rebasa los 30 años; Alan Jiménez, por ejemplo, apenas llega a los 20 y viaja desde Toluca para ayudar. En una ciudad donde los partidos políticos suelen propinarse sillazos en mítines, los vecinos suelen quedar absortos con lo que parece más bien una excursión escolar.

«¿Tan joven y ya en este rollo?», «¿Y tú qué experiencia tienes?», «¿Cómo sé que no están recolectando firmas para el PRI o para el PAN?», le preguntan siempre en sus recorridos. Y es que la edad de Roberto Castillo juega dos roles: o lo rechazan o lo aceptan por ese motivo. Acostumbrados a nunca ver a sus representantes, que él se presente en persona ante sus puertas implicaría convencer a la gente de firmar. En algunos casos, no tiene que decir ni la mitad de su discurso para que los vecinos presten su identificación y se dejen tomar una fotografía.

Los peores lugares para recolectar firmas son los departamentos, cuenta Roberto mientras camina por las calles de Ciudad Jardín. El problema, explica, es que el único enlace con ellos suele ser un interfón y resulta difícil provocar confianza así.

«Tengo baby face», se ríe. Es cierto: lampiño y con la frente amplia y descubierta, porque lleva el pelo siempre bien peinado, su rostro aparenta mucho menor edad.

En su voz aún es posible distinguir su acento de los 17 años que vivió en Baja California Sur, aunque desde hace cuatro vive en la delegación Coyoacán. Luego de graduarse de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y de trabajar durante dos años en Transparencia Mexicana, una plataforma no gubernamental de la que heredó su interés por combatir la corrupción, Roberto Castillo decidió ser candidato independiente.

En su corta carrera política no han faltado escenas cómicas: como cuando algún vecino, después de escuchar su discurso, comenzó a hablarle durante largos ratos sobre Dios, sus problemas personales o las razones por las que ni este país ni esta ciudad tienen remedio.

«En esta ciudad hay mucha gente sola», dice, «muchos que no tienen ni con quién hablar».

Wikipolítica: de Kumamoto al Distrito 26

Desde que el registro de candidaturas independientes fue posible (en 2013) hasta la fecha, el desencanto por esta figura ha crecido. No debería extrañar: a principios de enero, por ejemplo, el Instituto Nacional Electoral (INE), luego revisar 170 mil firmas de aspirantes independientes a diputados federales, descubrió que más de la mitad eran apócrifas. La figura de los candidatos independientes no garantiza que ellos eviten las prácticas de los partidos comunes.

Roberto Castillo afirma que esa es la peor referencia. Hay quienes, por ejemplo, lo relacionan con Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, precandidato independiente a la presidencia, acusado de emplear a funcionarios públicos de Nuevo León para recabar firmas en horario laboral.

De los 18 independientes que desde 2013 han obtenido cargos públicos, pocos son los que no habían militado previamente en un partido político. Uno es el alcalde con licencia de Ciudad Juárez, Héctor Armando Cabada Alvídrez, que ganó la contienda luego de ejercer como periodista; hoy busca la reelección, en medio de serios señalamientos de haber beneficiado a empresarios.

Foto: Daniel Melchor

Hablar de candidaturas independientes es pensar en Pedro Kumamoto. Antes de él, solo Raúl Luna había conseguido ser alcalde del municipio de Enrique Estrada, en Zacatecas, por medio de una candidatura independiente. Kumamoto fue el primero en conseguir un puesto en el gobierno sin haber militado antes en ningún partido y lo hizo a los 25 años. Su popularidad ha crecido gracias a iniciativas como eliminar el fuero de los diputados o reducir los recursos que se le entregaban a los partidos políticos; impulsadas por él en un principio, estas iniciativas serán pronto una realidad para Jalisco.

Pese a esto, Roberto Castillo muy rara vez explica que pertenece a la misma plataforma que impulsó a Kumamoto: Wikipolítica, una organización que busca aplicar el carácter abierto y colectivo de internet a la política. Según Wikipedia, el prefijo «wiki» significa «rápido» en hawaianao y se refiere a un espacio –casi siempre un sitio de internet– cuyo contenido puede ser creado o editado por muchos voluntarios.

Aunque ahora la organización goza de buen reconocimiento en Guadalajara, nació en la Ciudad de México en 2012. El grupo local hoy cuenta con unas 100 personas y desde hace más de tres años algunos miembros imparten talleres sobre cómo gestionar los recursos del presupuesto participativo en colonias de Coyoacán, Cuauhtémoc y Benito Juárez.

Hace ocho meses, llevaron a la Asamblea Legislativa la iniciativa #AlcaldíasAbiertas, la cual proponía condiciones parejas entre candidaturas independientes y partidos políticos, además de la posibilidad de que los ciudadanos pudieran votar de manera directa por los concejales, la nueva figura que vigilará el desempeño de los alcaldes; esta segunda propuesta fue desechada por los partidos. Después del terremoto del 19 de septiembre, junto con otros colectivos, lograron instalar 11 puntos de acopio de víveres.

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¿Por qué entonces Roberto Castillo no aprovecha la popularidad de Kumamoto y de la Wikipolítica para su propia campaña? Sucede que en el distrito 26 muy pocos han escuchado de ellos. De acuerdo con el mismo Kumamoto, esto se debe a la diversidad política de la Ciudad de México, así como a su particularidad demográfica: «Crecer en la manera en la que nosotros lo hicimos en Jalisco se antoja difícil debido al corporativismo y los partidos que ya existen en la capital; también porque la ciudad es tan vasta y difícil de conectar entre distintas causas políticas… tomará más tiempo», explica Pedro, quien hoy aspira a un curul en el Senado.

Aunque algo han aprendido. Mientras el equipo de Roberto Castillo recabó la totalidad de las firmas durante la mitad del plazo legal, en 2015 el equipo de Kumamoto logró reunirlas hasta la última semana. «Nosotros íbamos de la chingada… porque esperábamos a que la gente se nos acercara. Ellos ahorita están en la gloria, mucho mejor en comparación a nosotros», cuenta Kumamoto.

Contra los partidos y la política electoral

En la política, los símbolos importan. Por ejemplo: en su primer evento como precandidato, en el parque de Santa Catarina, decenas de jóvenes montaron un escenario más bien austero, compuesto por huacales de colores y una cuerda adornada con tiras de papel crepé. Roberto Castillo y su equipo buscaban enfatizar que la política podía ser barata. Además, no existía una tarima: eso impedía que Castillo mirara a los oyentes desde una posición superior. Seis personas de su equipo sostenían banderas de colores. «Las bandera son bonitas y visten el escenario –explica Aline Enríquez, diseñadora gráfica de Wikipolítica–, pero también son un elemento de combate».

El primer combate ocurrió incluso antes de la precampaña: el equipo de Castillo quiso registrar de suplente a una mujer, Tonantzin Cárdenas, pero no lo logró: el principio de paridad de género del Código Electoral no permite suplentes de distinto género del candidato; esta medida busca evitar que las candidatas sean sustituidas por un suplente hombre al momento de ocupar el cargo. La medida resultó absurda para Castillo y decidieron impugnarla. A la par, inscribieron otra candidatura con un suplente masculino, para no perder tiempo.

El Tribunal Electoral de la Ciudad de México aceptó que la candidatura estuviera conformada por un hombre y una mujer, pero los obligó a comenzar desde cero. Pese a ello, el pasado 20 de enero completaron las 2 ,226 firmas necesarias para obtener el registro como candidato a diputado local por el distrito 26.

Foto: Daniel Melchor

Para la precampaña de Castillo han sido donados $24,950 en efectivo y $50,718 en especie, que incluyeron bicicletas e impresoras. «Sabemos que nos están observando, si fallamos aunque sea poco nos lo van a reprochar», explica.

Para el consejero del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), Mauricio Huesca, el mayor reto de los candidatos independientes es competir contra el «músculo» de los partidos; a su vez, el hartazgo que despiertan estas figuras es una buena oportunidad: «El reto es competir contra estructuras partidistas robustas, que ya tienen bastión. Sin embargo, la Ciudad de México es de avanzada, donde la ciudadanía ya no le da tan fácil el voto a los partidos. Muchos de ellos podrían ver en candidatos independientes una opción viable», señala.

Aún así, se antoja difícil. Para sus gastos de campaña, los 10 partidos políticos registrados en la ciudad contarán con un monto de 204 millones 390 mil 615 pesos; en este periodo de precampañas existen 92 candidatos independientes: 12 para la jefatura de gobierno, 59 para diputados y 21 para alcaldes. Quienes lleguen a la boleta se repartirán, entre todos, 3 millones 930 mil pesos.

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Roberto Castillo quiere abrir una grieta

Hay algo más que asemeja a Roberto Castillo con Kumamoto: En 2015, Kumamoto compitió en un distrito gobernado, durante mucho tiempo, por el Partido Acción Nacional (PAN). En el caso de Roberto, la delegación Benito Juárez comprende el único bastión del panismo en la ciudad.

Se trata de una zona donde, si bien la calidad de vida es mejor que en otras partes de la ciudad, las administraciones han sido señaladas por casos de corrupción. Durante el periodo del exdelegado Jorge Romero, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) registró un desvío de recursos de 65 millones de pesos. En 2015, la actual administración de Christian von Roehrich gastó 11 millones de pesos en luminarias, pero algunos reportes de prensa aseguran que nunca sirvieron.

Roberto Castillo evalúa esto con detenimiento. El de Benito Juárez no es un panismo afianzado, considera, sino de rechazo al PRI y el PRD, «eso es lo que distingue a quienes habitan este sector. Cuando votan, lo hacen más bien por oposición a la política priista más que por una fuerte identidad con una ideología».

En caso de llegar al Congreso local, el papel de Roberto Castillo será vigilar el uso de los recursos, canalizar quejas ciudadanas y aprobar leyes que resuelvan problemas específicos en las 54 colonias del sector.

Mientras tanto, sigue caminando las calles en busca de más firmas para darse a conocer y hablar con los vecinos. El resultado oficial se revelará a más tardar el 2 de marzo. Luego tendrá que esperar hasta el 29 de abril para hacer campaña en busca de una curul o, como a él le gusta decirlo, de abrir una grieta.