Yo no sabía nada de peces. No entendía por qué la gente los buscaba, los quería, los disfrutaba tanto. Fue mi codearme con expertos en el asunto y disfrutar de su vista, lo que hizo que finalmente me convirtiera en fanático. Mis múltiples paseos por el mercado de peces de la Magdalena Mixhuca fue parte esencial de esta conversión. Espero generar intereses iguales.

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Peces, colores, garnachas (Cassandra Guti?rrez)

Un acuario es una suerte de florero increíblemente sofisticado. Uno no puede encariñarse con un pez de la misma forma con la que se encariña, digamos, con un perro. Pero observar formas tan coloridas, tan calmadas, tan extrañas, durante horas nadando en el agua, es una experiencia similar a la de observar el fuego de una fogata. Hipnotiza. Encanta.

Para llegar al mercado de Mixhuca es aconsejable tomar el metro. La estación más cercana es la que lleva el nombre de la colonia, línea café. Se recomienda también llegar temprano; los pasillos del mercado son angostos, muy angostos, y en las horas pico es increíblemente incómodo caminar por ahí.

Se camina un poco para llegar al lugar. Hay que tener algo de cuidado porque la zona, dicen algunos, no es la más amable. Pero lo que se espera es maravilloso, extraño, folclórico y, sobre todo, muy útil.

33870Nemos enjaulados

Nemos enjaulados (Cassandra Guti?rrez)

Para construir una pecera hay que crear ecosistemas a modo para los habitantes de la misma. Si el tipo de pez es japonés, por ejemplo, es necesario mantener temperaturas más bajas a si se tienen peces tropicales. Hay muchas especies, las más caras y hermosas, que son únicamente de agua salada. Estas necesitan de mucho mayor cuidado.

El mundo de los peces es parecido, pues, al de la horticultura o la relojería. Se cultivan objetos que se mueven en automático, sobreviven solos, y son un placer para el ojo. La limpieza de la pecera es importantísima, Se necesitan comprar filtros, de varios tipos, y sistemas de oxigenación. Lo mejor para empezar es preguntar a algún experto, buscar en internet, en el mismo mercado. La pasión por este hobbie, una vez que se entiende, viene garantizada.

33864Pl?stica vegetaci?n

Pl?stica vegetaci?n (Cassandra Guti?rrez)

El mercado de la Mixhuca es un recorrido formidable por si mismo. Uno puede mirar cientos de peces, de los más comunes a los más extraños, a lado de puestos de garnachas, caos citadino y ornamentos extraordinarios para el acuario. En pocos lugares se observa una sucesión tan extraña de eventos culturales. Es un secreto de la ciudad, quizá entendible nada más por los Chilangos.

En cuanto a precios, no encontramos una mejor opción. El valor promedio de un buen pez tropical, digamos un pez Payaso (como Nemo), ronda los $100. Hablamos de un tipo de pez muy demandado, dadas sus connotaciones cinematográficas, y son pocos los especímenes que superan su valor.

Para asuntos de mayor tecnicismo, filtros y peceras y motores y vegetaciones plásticas para que los animalitos se diviertan, tampoco hay mucha competencia afuera de la Mixhuca. Si usted busca armar una buena pecera, para principiantes, el lugar de donde hablamos ofrece, más o menos, un precio de $500 o $600 pesos. Con pececitos incluidos. Los mejores.

Mirar peces por aquí y por allá, encontrarse con expertos que comercian con animales como si fueran costales de cemento, vivir la ciudad como un elemento de folclor y peligro, aunque no debería de serlo, es maravilloso.

Hay peceras increíbles de tan rídiculas, pequeñas obras de arte. Pululan las referencias de porcelana a héroes grecolatinos, guerreros, invasores bárbaros y castillos fantasmagóricos. El amor que la gente muestra por su actividad de ocio es tan contagiante como envidiable. La Magdalena entiende que el amor por el acuario es, fundamentalmente, un amor por lo estético. Emociona.

No queda más que tomar el metro, leer un poco sobre peces, y enamorarse de esta noble y divertida actividad. Es enriquecedora. Es barata y es medianamente sencila.

Vale.