El sur de la Ciudad de México, a inicios del siglo 20, empezaba donde acababa el Centro, es decir, por ahí de lo que hoy es San Antonio Abad y alrededores, ya que de ahí en adelante se extendía una zona rural y agrícola sumamente importante que se conectaba hasta la zona de Xochimilco.

En esos rumbos, que hoy ya están invadidos de avenidas, edificios, centros comerciales y ruidosos aviones que sobrevuelan a baja altura, hay tres lugares cuyo origen de sus nombres resulta interesante analizar: Eugenia, Xola y Portales. Conozcamos un poco de la historia de esa zona de la Ciudad de México.

Eugenia

Una quinta es una casa de descanso, regularmente de lujo, que se encuentra fuera de la ciudad; para algunos, es una especie de hacienda, pero más pequeña.

Bueno, pues a inicios de los años 20, el entonces presidente del Banco de México, José Castelló, tenía una quinta en las lejanas tierra del sur de la Ciudad de México, la cual se llamaba “Quinta Eugenia”, en honor a su esposa, Eugenia Ojeda de Castelló, quien se dedicaba a la filantropía.

Así que, por ahí de 1924, en honor a ella se nombró “Eugenia” a la calle sobre la que se encontraba esta quinta que hoy se localizaría en el cruce de Eje 5 Sur Eugenia y Eje 3 Poniente Coyoacán.

Por cierto, el símbolo de la estación del Metro Eugenia es una cigüeña (no, no es una garza… tampoco un sombrero de bruja), debido a que “Eugenia” significa “la bien nacida”, por lo que esta ave representa un nacimiento.

Xola

Hay quien piensa que la palabra “Xola” es de origen náhuatl y que significa “palmera”… pero, como se dice entre cuates: nel.

En el siglo 19, en la zona se encontraba la hacienda de la familia Sola, una de tantas haciendas y ranchos que había en esa área rural de la Ciudad de México.

Los dueños escribían su apellido como “Schola”, por lo que la gente de la zona empezó a llamar a ese lugar como la “hacienda ‘Shola’”.

Por ahí de la década de los 50, cuando se urbanizó la zona, los mapas oficiales, por decisión de alguna autoridad, registraron que la calle donde se encontraba esa hacienda se llamaría “Xola”, sí, con “x”. Algunos cuentan que la escribieron así porque “sonaba más mexicana”.

¿Y la palmera del Metro? Pues se debe a que en una casa que estaba donde hoy se encuentra la estación había una casa en cuyo interior existía una palmera, que llegó a crecer tanto que se podía ver desde cualquier punto. Pero también porque en la calle de Xola (hoy Eje 4 Xola) se habían sembrado varias palmeras que regaló a México Haile Selassie, último emperador de Etiopía, y en cuyo honor, por cierto, se bautizó a esa otra zona con el nombre de su país: Etiopía.

Portales

Durante el virreinato, muy lejos del centro de la Ciudad de México, muy al sur, allá por las muy lejanas tierras de Churubusco, se encontraba la hacienda de Nuestra Señora de la Soledad de los Portales.

Fue nombrada así en honor de la virgen de la Soledad, y lo de los portales se le agregó porque el casco de la hacienda, que se localizaba muy cerca de lo que hoy es Calzada de Tlalpan y Calzada Ermita Iztapalapa, tenía algunos de ellos en su fachada.

En esta zona había muchas tierras de cultivo porque eran terrenos sumamente fértiles, los cuales prácticamente se extendían hasta Xochimilco, y gracias a la comunicación que tenían con la Ciudad de México mediante la Calzada de Tlalpan, construida desde tiempos prehispánicos, se convirtieron en grandes haciendas que surtían de alimentos a la capital.

Además, se trataba de una zona de paso privilegiada para quienes venían de Xochimilco, Cuernavaca o Acapulco, por lo que, prácticamente, también e

Era la puerta de entrada del continente asiático hacia la Ciudad de México (todo eso también provocó que ahí, años después, se asentaran los hoteles de paso, pero esa es otra historia).

Por todo esto, cuando en el siglo 20 se empezó a urbanizar la zona, la hacienda resistió durante algunos años, pero por ahí de los años 30 empezaron a levantar viviendas en sus terrenos, naciendo así la “Colonia Portales”, acortando su nombre original.

¿El símbolo del metro? Pues unos portales muy parecidos a los que tenía la hacienda.

¿Qué otras historias conoces de esta zona?

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