La marca de autos Delaunay-Belleville era una de las más exclusivas de Francia durante los primeros años del siglo XX, y dicen que competía con otras compañías famosas, como Rolls Royce, además de que personalidades de la época, como el rey Alfonso XIII de España o el zar Nicolás II de Rusia, tuvieron uno.
Pues fue de esa marca –que además construía los vehículos al gusto de cada cliente– el primer coche que circuló por las calles de la Ciudad de México en 1903.
Cómo llegó
Aunque algunos registros dicen que este auto, que también fue el primero que llegó a todo México, circuló en 1895, lo cierto es que la marca por la cual había sido fabricado se fundó hasta 1903.
Lo que sí se sabe de cierto es que fue importado por Andrés Sierra, de la Agencia de Ingenieros Basave, Robles Gil y Zozaya; y que era propiedad de alguien llamado Fernando de Teresa.
En ese entonces, los coches servían más para presumir que para transportarse, ya que los caminos no estaban lo suficientemente adaptados para un automóvil.
El primer recorrido
Así que el primer recorrido de este auto no pudo ser muy largo, y los reportes de la época señalan que alcanzó la espectacular velocidad de ¡16 kilómetros por hora! Por desgracia, no señalan el lugar exacto, pero es muy seguro que haya sido en una zona del Centro Histórico.
Años después, Porfirio Díaz, amante del progreso, impulsó la llegada de los autos a México, e impuso los primeros límites de velocidad de la ciudad, que eran de 10 y 40 kilómetros por hora. Si las actuales velocidades tope de las avenidas chilangas te parecen muy lentas, imagina cómo eran en la época.
Para 1907 ya había un registro de 860 automóviles en la Ciudad de México y era común ver a personalidades, como el mismo Díaz, llegar a actos importantes a bordo de un coche.
Hoy en la Ciudad de México circulan alrededor de 5.5 millones de coches y cada año se suman unos 250,000 más. ¿Te imaginas cuando sólo había uno?