Los consejeros electorales discutirán un protocolo que podría definir el derecho al voto de las personas trans a nivel nacional
Un error de expresión. Esta discusión que llevará a cabo el Instituto Nacional Electoral (INE) llamó la atención por un «comentario equivocado» y ahora podría definir el derecho al voto de la población trans en México.
El consejero electoral Jaime Rivera comparó a la población trans con payasos maquillados y luchadores enmascarados, al considerar que sería como permitir que esos personajes acudieran a votar con su ropa de trabajo.
Al escuchar los comentarios, colectivos trans se manifestaron, los consejos local y federal que previenen la discriminación se pronunciaron en contra y la discusión del proyecto que les impediría votar si su imagen física no coincide con la foto de su credencial quedó pospuesta para este viernes 22 de diciembre.
Días después, Jaime Rivera reconoció que se había tratado de un «error de expresión» y Marco Baños, presidente de la Comisión de Capacitación Electoral y Educación Cívica, comentó a medios locales que «el Instituto nunca fue discriminatorio, pues lo que se planteaba es que si una persona tiene una presentación distinta de género con respecto a la de su credencial, pero hay rasgos que coincidan, no tenemos problemas en que voten».
El debate por el voto de las personas trans dista mucho de un «error de expresión»
«El reconocimiento a la identidad sólo existe en tres de las 29 entidades del país. Ciudad de México, Michoacán y recientemente Nayarit han cambiado sus legislaciones; fuera de estas tierras, las personas trans parecieran inexistentes», dice Diana Sánchez Barrios, activista trans y fundadora de la agrupación ProDiana, en entrevista con Chilango.
«En eso radica la importancia de crear un protocolo que garantice el derecho al voto de las personas trans. Y, al poder participar y ser reconocidas, podemos sentarnos con cualquier autoridad y exigir una agenda política transversal que nos integre».
¿Por qué es discriminatorio?
No es incluyente, se pone en duda el derecho a la identidad, se exhibe a la persona y no se toma en cuenta que en pocas entidades hay reconocimiento pleno. Además, porque se deja a la opinión de un tercero, en este caso un presidente de casilla, el derecho al voto de la población trans siempre y cuando, a su consideración, la persona de la foto tenga rasgos comunes con la imagen física.
¿A las organizaciones se les consultó sobre la elaboración del protocolo?
Es todo un tema. Organizaciones de todo el país estuvimos presentes en reuniones que comenzaron el 24 de mayo y las tuvimos cada mes. En esas sesiones preparamos un protocolo muy completo, basado en los avances logrados en la Ciudad de México, pero el 12 de diciembre que los consejeros electorales discutieron el proyecto, nos dimos cuenta de que la propuesta era diferente a la que trabajamos por meses, todo eso abonó al descontento de las organizaciones que hemos estado manifestándonos.
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¿Por qué no intentar actualizar la documentación de todas las personas trans?
Porque el derecho a la identidad sólo existe en tres estados y eso obstaculiza tener datos serios de cuántas personas trans somos en el país. Tan sólo en la CDMX van 3 mil 500 personas que han hecho su cambio de identidad de género, en todo México hay muchas más.
Hace falta una reforma federal que dé reconocimiento a las personas trans, acceso al trabajo, vivienda, y salud para convertirlos en políticas públicas.
¿Se trata de un primer intento de protocolo a nivel nacional?
Con la amplitud actual sí. El primer logro es la circular 111 establecida únicamente para la Ciudad de México (en julio de 2012) y que garantiza el derecho al voto de la población trans a través de la capacitación de funcionarios de casilla.
Por ejemplo, si la credencial no está actualizada, en lugar de llamarnos por un nombre que no nos identifica, se recurre a los apellidos. También se estableció no cuestionar a la persona sobre su género y, en caso necesario, recurrir a la huella digital, a la firma, para acreditar la identidad o comparar la foto con la persona, pues por más cambios que tenga, los rasgos son comunes, la estructura ósea, no cambian.
¿En procesos pasados cómo votaban las personas trans?
Muchas querían participar, pero en los estados les pedían que se desmaquillaran, que se quitaran los aretes, se recogieran el cabello y regresaran a votar, pero ya no lo hacían. Se sentían exhibidas y cuestionadas. Otras personas de plano no iban por miedo.
¿Qué esperan de lo que se va a discutir?
Creemos en ellos. Nos han dicho que el mismo consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, trabajó la redacción del proyecto con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (luego que emitiera medidas cautelares para evitar la aprobación de un protocolo que obstaculizaba los derechos políticos de las personas trans) y esperamos que todo salga favorable.
De no ser así ¿qué seguiría?
Somos varias organizaciones y tenemos un cuerpo jurídico. Si mañana no quedamos convencidos, si no se comprometen, vamos a actuar jurídicamente, vamos a ver la manera de impugnar para hacer valer el derecho al voto de la población trans, dice la activista Diana Sánchez Barrios.
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Además de las personas trans, el proyecto de protocolo presentado por el INE el pasado 12 de diciembre «obstaculizaría el acceso al voto de personas con alguna deformidad facial por enfermedad o accidente, a quienes hayan recurrido a cirugías estéticas y quienes cuenten con tatuajes o alguna característica diferente que no coincida con lo que se muestra en la credencial de elector», indicó a través de un comunicado el Centro de Apoyo a Identidades Trans.