Los mitoteros y los verdaderos interesados ya se reunieron para levantar la voz en busca de un cambio… o de muchos, sobre todo ahora que estamos a un par de meses de que haya elecciones en nuestro país. Entre marchas, grilleros y acarreados, la televisión está llena de información (falsa y verdadera) sobre lo que ocurre allá afuera y a veces uno ya no sabe ni a quién creerle, porque se polariza tanto la gente que empieza a perder objetividad.
Sean cuales sean las opiniones por las que se luche en una marcha, siempre habrá personajazos dentro de ella. Aquí los clasificamos haciéndoles una semblanza sin afán de crítica maligna. La cosa es reírnos de nuestro folclor, que hasta en esto se manifiesta:
Gente que no sabe qué onda
Nunca faltan los que se agregan a la marcha sin saber bien de qué trata. Sólo escuchan marcha y van para hacer montón… o los llevan y les pagan con una miserable torta.
Lobukis fuera de lugar
Las niñas fresas que creen que las marchas son pasarela y no un movimiento social en apoyo a una causa. Si van de tacones, acaban sin zapatos, como si salieran de una boda a las seis de la mañana.
Líderes espontáneos
Hay a quienes lo líder les sale sólo cuando marchan. Ahí quieren mandar, dirigir y ordenar al pueblo a su antojo. Son los típicos que gritan y hasta megáfono llevan y organizan las arengas.
Los que aprovechan para vender algo
La necesidad está cañona, así que siempre habrá quien use las marchas para vender no sólo alimentos y bebidas, sino “la playerita”, “el llavero”, “la taza grabada” y demás parafernalia relacionada con la causa. Está bien, también siempre habrá el que quiera el recuerdito.
Forevers
Otros que nunca faltan son los pachecones hippies que asisten a las marchas para sentir la vibra de la gente, más que por seguir la causa. Cuando termina el evento dicen: “estuvo bien bonito, se sintió un buen de energía, hermanito”.
Los looks de profesor de los setenta
No sabemos si son personas que salieron de la máquina del tiempo, espías que no se enteraron de que la URSS ya no existe o simplemente individuos pasados de moda, el caso es que siempre visten con saco a cuadros con parches en los codos, lentes de pasta y tienen un morralito de piel.
Los seudo intelectuales
Siempre habrá los que sepan más que todos, y también los que creen saber más que todos. Estos especímenes son los más intensos de las marchas y cada que alguien se les acerca dicen una de las citas de autores con los que seguro los adoctrinaron: “oye, ¿qué hora es?”. “Es hora, como dijo Lukacs, de que el determinismo económico deje de regir a la sociedad…”
Deportistas que aprovechan
No falta el señor que se pone sus pants y utiliza la marcha para correr los kilómetros que necesita para completar su rutina maratónica. Si lo entrevistara algún reportero sólo contestaría con un dedo pulgar arriba y seguiría corriendo.
El Godínez de ocasión
A la hora de la comida y si queda un ratito, el Godínez aprovecha para unirse al movimiento sin importar el traje y la corbata. No falta el que tiene look de oficina de gobierno, con todo y secretaria acompañante y bota de pitón.
El mirón de las orillas
Éste es pacífico, sólo observa y disfruta de la grilla de la marcha. Algunas veces apoya, otras veces sólo toma fotos para presumir a la esposa lo que les tocó ver.
Los de los coches enojados o los de los coches que apoyan
Los malhumorados se pegan al claxon, con justa razón. Los que la causa los convence apoyan con un pi pi pipipi.
Los chistosos
Estos usan su ingenio para llevar pancartas mexican curious que le dan sabor a la marcha: “Yo no vengo por mi torta, vengo por mis huevos”.
Anarquista punk
No piden justicia por la causa, simplemente quieren que el gobierno muera y que todo sea caos. No hablan con nadie, sólo levantan un brazo y gritan: “Anarquía, muerte al rey”.
Los que dicen “compañero” y “este apoyo sí se ve”
Gracias a ellos el compañerismo se hace presente. En cuanto ven a alguien con capacidades diferentes o a un venerable anciano marchando gritan “este apoyo sí se ve” y le aplauden. Su actitud es alegre y es hiperactivo.
Disfrazado
Si no hay botarga, hay disfraz, pero siempre hay una mascota del grupo. Los peores son los que juntan piezas de varios disfraces y no sabes al fin si van de flor o de animal.
Los que se creen guarros
Protegen a los líderes con mucha pasión, cual guardespaldas del presidente. Algunos visten de manera formal y sus convicciones son intensas. Matarían por la causa.
Activista que aprovecha la ocasión
Nunca faltarán los apasionados por alguna causa diferente a la de la marcha, y estos aprovechan para manifestar sus ideales. Pueden ser amantes de los animales que gritan “no a los toros” u otros vegetarianos que caminan ensangrentados para dar un mensaje… cuando la marcha es para pedir cosas totalmente distintas.
Los que gritan “goya”
La UNAM siempre está presente y felicitamos a la gente que siente orgullo y que busca contagiarlo, pero ¿un goya a la menor provocación? Chales.
Los seudo reporteros
Utilizan su celular para fotografiar todo lo que sucede y a través de sus redes sociales comunican el minuto a minuto de la marcha. Gracias a ellos los medios de comunicación ya no nos pueden mentir (ok, pa’ que no digan que no nos incluimos: PODEMOS). Aunque no falta el desinformado que comunica mal todo lo sucedido. Ejemplo: la chava que se desmaya y el güey que tuitea “Alerta, parece que hay francotiradores en las azoteas”.