Hay personas con las que viajar es una pesadilla, ya sea por su nivel de estrés o porque quieren que absolutamente todo se haga a su manera. He aquí la radiografía de los peores compañeros para conocer el mundo. Échale una pensada antes de planear tus vacaciones con un “espécimen” de éstos:

 

 

Les gusta viajar con calendario en mano. Programan el minuto a minuto del viaje y no hay margen para echar la flojera o para cometer errores. En ellos no existe la espontaneidad. Son como robots conociendo el mundo. Son nefastos porque quieren que se haga todo como ellos quieren.

 

 

No les interesa saber nada de arte y cultura, sus planes se enfocan a conocer sólo los bares y antros del lugar que visitan. Imposible disfrutar de un viaje con alguien apático a este punto tan importante del viajero completo.

 

 

Viajar con una persona coda es la peor opción para alguien que no tiene problemas con el dinero. No es cuestión de estar pobre o estar rico, sino de pagar lo que les corresponde. Este individuo se hace güey con las propinas, con pagar taxis y con reponer lo que se le presta. Dejan el peor sabor de boca.

 

 

Ufff, esto sí que es insoportable, viajar con alguien desordenado o sucio, alguien que no se lave los dientes diario o que use los mismos calcetines durante todo el viaje. Se supone que viajar es el momento perfecto para disfrutar de tu libertad y de los placeres que regala la vida. Conocer el mundo con alguien así esfuma las ganas de todo lo anterior.

 

 

Si ellos necesitan desayunar a las seis de la mañana, antes de bañarse, y es una rutina que han hecho toda su vida, no les importará alterar nuestra existencia con tal de llevar su cometido a cabo. Lo peor es que su justificación es algo así como: “así funciono, lo siento”.

 

 

Antes de salir de viaje, el viajero nefasto investiga en Wikipedia absolutamente todo sobre la ciudad que visitará. La pesadilla comienza cuando se sienten guías de turista y platican detalles de cada uno de los rincones de la ciudad. Tú, con ganas de ponerte tus audífonos y disfrutar sin tanta información.

 

 

Este viajero toma fotos de todo y siempre quiere aparecer en ellas en posiciones extrañas. Eso implica que tú se las tomes y pases vergüenzas en lo que a él se le ocurre colocarse. Resultan estresantes y retrasan conocer todo en menos tiempo.

 

 

Viajar como con un maniquí resulta muy desgastante y de flojera. Este tipo de viajero no ríe con frecuencia, nada le causa gracia, nada lo sorprende y es amargado. Los planes de noche le chocan y siempre busca arruinar la felicidad que haya en el ambiente. Si tienen un amigo así no piensen que cambiará durante el viaje, así es y así se quedará.

 

 

Qué cansado resulta viajar con personas que quieren ir al baño cada tres segundos, porque nosotros tenemos que acompañarlos o esperarlos cada vez que van. Sabemos que esto no depende de ellos, pero no está de más mencionar lo mucho que nos molesta que su digestión funcione tan rápido e incansablemente. 

 

 

El ruido de una locomotora se queda corto, este tipo de viajero ronca como león. Lo peor resulta cuando compartes cuarto con él y te tienes que chutar esos ruidos toda la noche. Al día siguiente despiertas agotado y sin haber descansado nada. ¡Qué pesadilla!