Objetos de deseo del cine 2

Este aparatito de apariencia cuestionable nos permite borrar la memoria de los demás. ¿Se imaginan el poder que eso nos daría? No más recuerdos vergonzosos. Con el neuralizador, podríamos hacer que la gente olvidara lo patéticos, patanes, torpes, o infieles que podemos ser a veces.

Este aparato, que no logra acaparar nuestra atención en la película, es el culpable de que la gente pueda compartir sueños. Las posibilidades que nos daría una máquina de estas son extraordinarias: no sólo podríamos crear nuestro propio mundo, o visitar lugares sin tener que movernos de nuestras camas, nos permitiría compartir todo eso con nuestros amigos, pareja, o cualquier persona que estuviera conectada al PASIV.

¿Se imaginan poder cambiar el ritmo de la vida? ¿Ponerle mute a los regaños, adelantar la hora del trabajo, darle rewind a los momentos mágicos, o pausar momentos en los que hay que tomar decisiones? Con el control universal de Click, todo esto sería posible.

Definitivamente es uno de los inventos que más nos servirían en la ciudad. Con el coche maleta, ya no perderíamos nuestro auto en los estacionamientos, tampoco tendríamos que depositarle al parquímetro o darle dinero al viene viene. Corrección: ¡no necesitaríamos estacionamientos! Adiós, robos de autos; adiós, tickets de 30 pesos por hora.

El famosísimo reloj Omega es una navaja suiza llevada a otro nivel. Desde detonar bombas, hasta abrir cosas con láser. Este lujoso relojito lo tiene todo.

Nunca más olvidaremos el celular. No sufriremos más por no encontrar teléfonos públicos porque la comunicación estará al alcance de nuestros zapatos. ¿La desventaja? Estaríamos localizables prácticamente todo el tiempo.