30 mil negocios quebraron en la CDMX en menos de cinco años. La razón: el sismo, la inseguridad y el exceso de plazas comerciales.
El puesto de quesadillas de la colonia que ya no se instala entre semana, la tiendita de la esquina con cada vez menos surtido, la pollería, carnicería o verdulería que aumentó sus precios y redujo la cantidad de mercancía a la venta. Miles de tiendas, changarros y negocios quebraron en la CDMX para no volver a abrir.
En los últimos cinco años la capital ha visto cerrar 30 mil negocios de barrio, el año con mayores afectaciones fue 2017, con 7 mil 500 locales quebrados —equivalente al 25% del total—, la principal causa: el sismo del 19 de septiembre.
Para el presidente de la Asociación Latinoamericana de Micros, Pequeños y Medianos Empresarios (Alampyme), Alejandro Salcedo, la cifra de cierres resulta muy alta: en las dos administraciones pasadas sólo cerraron 18 mil y 20 mil, respectivamente. «Y estamos hablando que ese conteo fue en seis años, al gobierno actual le falta uno. Somos conscientes que el sismo fue sorpresivo, pero también fue un detonador de las condiciones económicas que como mipymes estamos viviendo», dice.
De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI, la Ciudad de México contaba a inicios de 2017 con 425,543 unidades con menos de diez empleados, por lo que son consideradas micro y pequeñas empresas. Esta figura financiera representa el 91.6% del total de negocios de la CDMX y una de las principales fortalezas económica de la capital.
«Además de las que reporta el Inegi hay una cifra extra de 300 mil negocios que no están registrados, algunos son locales fijos que no cuentan con documentación de legal de funcionamiento, otros están en la calle; puede ser que muchos de ellos paguen algún impuesto pero no están dados de alta como comercio. Con ese dato estaríamos hablando de casi 800 mil negocitos que ante las afectaciones del sismo y la inseguridad no han tenido otra opción que cerrar», dice Salcedo Pacheco.
Otras causas
Luz Ramírez y su hijo Antonio, de 58 y 22 años, tenían un negocio de venta de productos de limpieza en la colonia El Rodeo, en Iztapalapa. Cloro, jabones, champús, aromatizantes, cubetas, escobas y mecates eran parte de su venta, pero tres asaltos en menos de dos meses los hicieron desistir de rentar el local en el que llevaban tres años.
«Es un golpe muy duro porque de aquí sacábamos el sustento para la casa, aunque los últimos meses (julio, agosto y septiembre) se empezaba a escuchar de muchos robos a la gente que pasaba, sobre todo a estudiantes de una universidad cercana pero después nos tocó a nosotros. La primera vez dos tipos se metieron como a comprar y me amenazaron con un arma, se fueron con casi tres mil pesos y mi celular».
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Los otros dos robos ocurrieron con unas semanas de diferencia: en uno se llevaron mil 500 pesos y en el tercero 800 pesos, pues por temor evitaban tener dinero de más en el local. «Ahorita queremos vender de nuevo aunque sea en el departamento, poner algunos anuncios; pero no va a ser igual, aquí teníamos nuestro espacio, nuestros clientes. Ahora hasta tenemos miedo que en un asalto se metan a nuestra casa», dice Luz.
De acuerdo con el presidente de Alampyme, las principales causas de cierres de negocios durante este año fueron el sismo, la inseguridad y la apertura de supermercados exprés, tiendas de conveniencia y plazas comerciales en barrios y colonias.
Se estima que por cada supermercado se ven afectadas hasta 300 negocios, tanto de mercados públicos como unitarios, ya sea farmacias, pollerías, recauderías, papelerías y cremerías, pues en un solo espacio se puede comprar de todo. Mientras que por cada tienda de conveniencia cierran cinco tiendas de barrio, según datos del proyecto Tecnotienda, de la Secretaría de Ciencia y Tecnología capitalina (Seciti), que busca la modernización de los pequeños negocios para competirle a las cadenas.
Fronteras peligrosas
Las delegaciones con más cierres de locales son la Gustavo A Madero e Iztapalapa; la razón, según el presidente de Alampyme, es la constante inseguridad que se vive en las fronteras de la CDMX.
A estas dos zonas le siguen Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Magdalena Contreras, que también colindan con el Estado de México. Después de las zonas limítrofes, en las delegaciones Cuauhtémoc, Coyoacán y Miguel Hidalgo están cerrando los pequeños negocios, principalmente en las colonias Roma, Condesa, Anzures y Polanco.
Los negocios que más padecen son tiendas, estéticas, tlapalerías, mecánicas, fondas, farmacias, cafeterías y pequeños restaurantes. También están los locatarios de mercados públicos y pequeñas industrias. Entre ellos, los asaltos y cobros de piso han jugado un papel definitivo al decidir cerrar su fuente de empleo.
«Se está cobrando piso en los límites de la ciudad y en la zona centro, se les exige desde 500 a dos mil pesos a la semana y los dueños prefieren cerrar que meterse en problemas con la delincuencia por no poder cubrir esas cuotas», explica en entrevista con Chilango Alejandro Salcedo.
Además de la inseguridad, los daños por sismo del 19 de septiembre afectaron ocho zonas económicas relevantes para la CDMX de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco).
Lindavista, Zona Rosa, Condesa, Roma Norte, Del Valle-Narvarte, Coapa (Girasoles y Tenorios), Xochimilco (San Gregorio Atlapulco) y Tláhuac (Del Mar) fueron las más afectadas.
Además de los comerciantes, hay espacios con doble o triple pérdida tras los sismos: en las zonas más dañadas los vendedores dejaron de trabajar, los empleados se quedaron sin sustento y los propietarios de las accesorias dejaron de percibir dinero por la renta de los espacios.
Así está la boutique Kundan en la colonia Roma que, desde el 21 de septiembre, fue desalojada. La tienda de ropa sufrió daños importantes tras el sismo, sus paredes se agrietaron, se hizo un hoyo en el techo del segundo piso y las escaleras de madera se separaron de la pared.
La renta ya no se paga. La cortina color verde con un elefante rosado no se abre al público y la silla de playa y la banca de madera no están más afuera de la calle Durango. Kundan, como muchos otros negocios, está en pausa.
Apoyos insuficientes
De acuerdo con el Censo Económico elaborado por el INEGI en 2014, a nivel nacional se destina el 4.3% del Producto Interno Bruto (PIB) para financiar pequeñas empresas. Y en la Ciudad de México, solo el 10.5% de los casi 500 mil negocios registrados tiene acceso a créditos.
«La Sedeco debería facilitar más el acceso a los financiamientos. Te piden que vayan a cursos, que hagas un plan de negocio, un plan financiero, entras a un comité de evaluación y si te aceptan eres candidato a un crédito. En general es una buena idea, le dan herramientas a los comerciantes; el problema es el tiempo, pues mientras pasas los filtros y los cursos ya se fueron cinco o seis meses y tu negocio quebró», dice el presidente de Alampyme.
Dijo que también es urgente que haya más créditos blandos y que los préstamos sean más altos, pues si el comerciante, por ejemplo, solicita 100 mil pesos, llega a conseguir 20 o 30 mil con tasas de interés que pueden alcanzar el 20%.
«Se ha tratado de negociar, se han hecho propuestas como que podamos acceder a más apoyos del gobierno federal o que la Sedeco nos dé créditos al cien por ciento y que las tasas de interés no superen el 12%. Los empresarios vamos a pagar esos créditos, sabemos que no son regalos, pero hacen falta menos trabas para reactivar la economía de los pequeños negocitos que mantienen a flote a la Ciudad de México», dice Alejandro Salcedo.