Mixcoac fue mi pueblo: tres sílabas nocturnas, un antifaz de sombra sobre un rostro solar. Vino Nuestra Señora, la Tolovanera madre. Vino y se lo comió. Yo andaba por el mundo. Mi casa fueron mis palabras, mi tumba el aire: Octavio Paz.
Mixcoac es un barrio en la ciudad de México que esconde la magia de un México tranquilo, en medio del caos citadino. Se ubica entre Patriotismo, Río Churubusco, Avenida de los Insurgentes y la calle Porfirio Díaz. O sea, que está muy cerca de todos los lugares necesarios para ir a divertirte, comer o echar la flojera.
La palabra Mixcoac, significa “Lugar donde se venera a la serpiente de nube”, o sea, “La Vía Láctea”. Esta colonia ha sido escenario de sucesos importantes para nuestro país. Benito Juárez se refugió en una de sus casas y Manuel Herrerías despachó desde ahí mientras Juárez protegía las Leyes de Reforma.
Uno de las primeras edificaciones importantes en Mixcoac fue el Hospital Psiquiátrico La Castañeda, escena de las peores historias de locuras mexicanas. Fue derruido en 1968, aunque la fachada fue rescatada piedra por piedra y ahora se encuentra en algún lugar de Amecameca.
Aquí se escribió una de las novelas más importantes de la época de la Independencia de México: “El Periquillo Sarniento” de José Joaquín Fernández de Lizardi. Además aquí nació y vivió el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz.
¡Pásele, marchante!
A unas cuadras del metro Mixcoac, está el famosísimo mercado del mismo nombre. Un lugar donde encuentras de todo lo habido y por haber. No es broma. Aquí hay desde riquísimos restaurantes de mariscos, docotores homeópatas, dulces para fiestas, hasta arreglos florales para lucirte con tu chica.
Para cultivarte:
Glorieta de Goya: Lugar para ir a dominguear, que en su centro leventa un monumento a Álvaro Obregón.
Antiguo Obraje de Mixcoac – Universidad Panamericana: Un inmubele muy bello, donde antes se confeccionaban ropas de seda y ahora es parte de la Universidad Panamericana.
Centro Cultural Juan Rulfo: Edificado en tiempos de Porfirio Díaz.
Casa de la Campana: Con su fachada larga provista de balcones abombados, es la sede de un convento de monjas.
Plaza Jaurégui: Una plaza de una arquitectura muy bella, vale mucho la pena ir pro ahí. Augusto rodín s/n.
Casa de Joaquín Fernández de Lizardi: Mejor conocido como el pensador mexicano, aquí escribió su célebre novela “El Periquillo Sarniento”. En esta área se hallan bancas para el descanso.
Galería Arte Quimera: Espacio dedicado al arte plástico. Cda. Juan Cordero 19. Entre Augusto Rodin y Holbein.
Pa’l drink:
– Bulldog Café. Rubens 6.
– Berlin. Av. Insurgentes Sur 1217
– Romeo y Julieta. Insurgentes Sur 1223. Entre Millet y Carracci, esquina con Millet.
Para estudiar:
En esta colonia se encuentran escuelas de muy buen nivel académico y hay desde kinder hasta universidad y posgrado.
Las mejores son:
– Colegio Williams. Empresa # 8.
– Universidad Panamericana. Augusto Rodin 498
– Colegio Simón Bolívar. Av. Río Mixcoac N°.125.
Para comer:
– El Fogoncito Mixcoac. Av. Río Mixcoac 59. Entre Febo y Hera
– Konditori. Insurgentes Sur 1261
– El Gran León de Oro. Mercaderes 21
Para dominguear:
El Parque Hundido, un hermoso jardín de más de cien mil metros cuadrados. El lugar perfecto para pasar los dimingos paseando al perro, o jugando con los chavitos, o cualquier cosa que quieras. Sólo procura no pasar por ahí con la familia después de las 10 de la noche, porque por ahí trabajan señoritas de la vida galante.
Para espantarte:
El callejón del diablo: Antes de ser el pequeño callejón que es hoy, durante la época colonial era un pasadizo rodeado de árboles y nadie se atrevía a pasar por ahí, ya que decían que aparecía el diablo. Pero como siempre, no faltó el que se creyó muy acá y quiso comprobar que la historia era falsa. Así, una noche recorrió el callejón y cuando iba por la mitad notó una sombra negra que parecía un hombre que estaba recargado en el árbol. Mientras más se acercaba, más miedo sentía. Hasta que estuvo a unos cuantos metros de la sombra, empezó a escuchar risas macabras y descubrió que aquella sombra no era de un hombre, sino de una figura diabólica. Dicen que empezó a sentir que la tierra se abría a sus pies. El valiente caballero se echó a correr por su vida y muchos afirman que se salvó de entrar a las fauces del infierno.