Chilango

Mejor aquí corrió que aquí quedó

Las razones del porqué cruzar una calle es tan peligroso sobran: el cruce está mal diseñado, hay falta de señalización y hasta la inexistente “cultura vial”. En Chilango arriesgamos el físico en los cruceros más peligrosos de la ciudad para darte unos tips de cómo llegar del otro lado completito.

Paseo de la Reforma e Insurgentes

Método de cruce: “Los 100 metros planos”

Para lograr llegar al otro lado debes pasar al menos 5 cruces en línea recta, (dos de ellos sin semáforo de peatones), también necesitas habilidad para torear automóviles y bicicletas al mismo tiempo.


Insurgentes y Eje 1

Método de cruce: “Pasito veloz”

Es un cruce relativamente fácil, hasta que te das cuenta que de un lado no hay camellón y si te quedas en medio, dos Metrobuses pasan a milímetros de distancia. Si no caminas rápido mejor rodea todo Insurgentes.

Álvaro Obregón y Monterrey

Método de cruce: “Salto doble con obstáculos”

De plano aquí ni hay semáforo para peatones, lo peligroso del asunto es que en horas pico los autos van tan pegados que literalmente tendrás que brincar entre ellos.

Cuauhtémoc y Xola

Método de cruce: “El paso de la lombriz”

Lento pero seguro. Un cruce complicado que asusta por su tamaño, sin embargo, el truco es cruzar cada calle con su respectivo semáforo. Inténtalo, no es difícil.


Patriotismo y Benjamin Franklin

Método de cruce: “El pisa y corre”

Por donde intentes cruzar siempre habrá un sentido de coches que va hacia ti. La recomendación es abrir bien los ojos y cruzar rápido; o también puedes rodear toda la avenida… es más seguro.

Los cruces de la muerte.


Cuauhtémoc, División del Norte y Universidad

Método de cruce: “Salto con garrocha”

Literal la necesitas. No hay otra forma de pasar de una acera a otra cuando no existen semáforos peatonales y la flojera no te permite concretar la idea de subir las escaleras del puente. Nunca sabes de dónde te puede salir un automóvil porque incluso los conductores suelen dudar por dónde seguir.


Chapultepec y Dr. Río de la Loza

Método de cruce: “110 metros con vallas”

Pondrás en práctica tu habilidad para recorrer una gran distancia con obstáculos ocasionales que aparecerán sin previo aviso. Toma en cuenta que la avenida Bucareli también complica tu cruce. Ten cuidado con los autos que dan vuelta a la derecha de manera continua y olvidan que los peatones existen.


Fray Servando Teresa de Mier y Congreso de la Unión

Método de cruce: “4×400”

Este cruce se diseñó sin la más mínima consideración por los que andamos a pie. Aún cuando existen los semáforos peatonales, el tiempo que duran apenas y sirve para llegar al otro lado del arrollo vehicular. Así que estás destinado a correr con toda tu energía, como si tuvieras prisa por entregar la estafeta. O tuvieras alguna otra necesidad de aquellas.


Universidad y Coyoacán

Método de cruce: “Caminata con atajo incluido”

No hay de otra: usa el paso a desnivel del metro Coyoacán si no quieres terminar embarrado en el parabrisas de un automóvil porque –está comprobadísimo– en ese punto de la Ciudad no están al tanto de que existen los peatones, y en ningún momento dan tregua para cruzar. Mejor usa el camino ‘secreto’ y camina con tranquilidad.


Eje 5 sur y Revolución

Método de cruce: “Salto de longitud”

El colmo del desastre vehicular. Un cruce que no tiene ni pies ni cabeza donde lo mejor que te puede pasar es que el tráfico detenga la marea de automóviles y tú –con un solo movimiento– logres estar del otro lado de la calle.