Supongamos que el mundo se acaba y nuestra civilización queda petrificada. Supongamos que los interpretes de los mayas tienen razón. Y ya que estamos suponiendo, supongamos que muchos años después llega una nueva población al mundo y decide excavar con la finalidad de encontrar lo que fueron los humanos del 2012, cuando la debacle. ¿De qué forma no te gustaría que te encuentren?
Lee esto y evita que el “fin” te agarre desprevenido… no querrás ser expuesto en un museo por freak.
1- Ponchándote un barro y/o comiéndote un moco
De sólo imaginar la escena nos da horror. Hay millones de formas de morir, y terminar petrificado frente al espejo ponchando un barro es la peor. Las futuras civilizaciones pensarían que lo tuyo era una clase de rito para sacarse al demonio o un momento íntimo de autoflagelación.
2- Leyendo la TV Notas
Qué pena que tuvieran la idea de que nuestras fuentes de información eran como esa revista. Que todo lo que leíamos eran chismes. Imagínate quedar como estatua mientras veías el portafolio de la buenota con cara de asombro o lujuria. Seguro creerían que nuestro coeficiente intelectual era muy bajo.
3- Usando calzón de abuelo(a)
Todo, menos una imagen anti-cachonda de las mujeres de esta época. Sería una pésima suerte morir justo el día que traías los calzones más grandes de todo tu armario, todo porque no lavaste tanguitas ese fin. Sin dudarlo, afirmarían que hacíamos el amor sólo con fines reproductivos… El tema de la insatisfacción masculina comenzaría a investigarse.
4- Con mascarilla de pepino puesta
Cuando encontraran nuestros cuerpos petrificados con mascarilla puesta pensarían que éramos una clase de tribu extraña que usaba el pepino como decorador facial o como rito religioso. Afirmarían: “el ritual de seducción macho-hembra consistía en embarrarse pepino y danzar echándose aire en el rostro”; nada más faltaría que pusieran palabras en nuestra boca como: “hunga-hunga”.
5- Haciendo del dos
Bueno, esto no es necesario explicarlo, es obvio que nadie quiere ser encontrado mientras echa el topo al lago (por decirlo de alguna manera). En caso de que nuestros cuerpos terminaran en un museo, no te gustaría que el tuyo sea el que esté en cuclillas. Así que cuando vayas al baño busca una posición sexy por si mueres… NOT.
6- En palma #5…
En el momento exacto que te disponías a darle calor a tu propio cuerpo, llega el fin del mundo. Lo peor es que quedarías petrificado en la posición más extraña y con ‘ayuditas’ a tu alrededor, como una crema, una televisión, un control remoto y una caja de pañuelos desechables… seguramente hasta productos más enfermos para los degenerados. Tu expresión facial se parecería mucho a la del número anterior. Lo más chistoso sería tu similitud con El Pensador de Rodin, pero con la mano pegada en otra zona.
7- Leyendo un libro de Paulo Coelho
Esto ameritaría el odio de toda tu generación (aunque ya estén muertos), ya que tu mala elección literaria nos clasificaría como tontos en busca de la “verdad”. Jamás entenderemos a esos que les conmueven los libros de este señor, que ya definimos como el máster de la literatura sanborsiana.
8- Con un CD de Maná en la mano
Sería una afrenta a la humanidad que otra civilización pensara que nuestra historia musical tuvo a estos greñudos como ídolos; vamos, es como si nosotros pensáramos que lo mejor de los 80 fue Pablito Ruiz. ¡Qué trauma!
9- Encuerado
Ya no estamos en la época de las cavernas, usamos ropa y amamos la moda; no estaría padre que la nueva generación pensara que vivíamos como changos trepados en los árboles y con nuestras miserias al aire. Dependiendo del depilado sabrían si la teoría de la evolución surtió efecto o no…
10- Teniendo ciber sexo
Imaginen la escena de ustedes enfrente de una computadora, con el bote de vaselina, petrificados para la eternidad… Su estatua seguro serviría como monumento al proto geek. Mejor busquen sexo real y déjense de jaladas (literal).
11- Bailando perreo
Vaya forma de representar los bailes de nuestra generación… Los historiadores de la futura civilización se preguntarían si éramos tan primitivos para intentar tener sexo con ropa, o si realmente era un ritual de una tribu tántrico-caribeña. A lo mejor y lo asociarían con posiciones del kamasutra o a una imitación rara de la fornicación canina.