Sin embargo, no todo en un desfile es chic. Todo el mundo que se essconde detrás de una pasarela lograría estresar a cualquiera. Tan sólo imaginen: en cuestión de minutos, un equipo de estilistas debe encargarse de peinar, despeinar, maquillar, vestir, desvestir, y vestir de nuevo, a las modelos, cuyo tiempo oscila entre la tediosa espera, y la fugaz adrenalina de caminar frente a miles de desconocidos.
El espacio donde se transforman los modelos, que en esta edición de IDM fueron de la agencia Paragon, es muy chiquito. En un cuarto, están todos peinándose, sofocados por el calor de secadoras, planchas, y demás artículos para el pelo. Sin embargo, todos esperan pacientemente a ser peinados y caracterizados para aterrizar la visión de cada diseñador.
La espera y el estrés valieron la pena. Ya en los desfiles, en el mundo del glamour, pudimos ver materializado todo ese esfuerzo, en impresionantes colecciones de diseñadores principalmente mexicanos. Nuestros diseñadores favoritos de esta edición fueron Pourpre Couture, con dulces diseños adornados con cristales Swarovski, Malafacha, con su colección The Radiant Child, Culter, con su impresionante concepto circense que nos recordó a Alicia en el País de las Maravillas (versión Tim Burton), y nuestro favorito. Olmos & Flores, con una colección de trajes de baño y ropa de hombre, inspirada en el exotismo y lo militar.