Hay pruebas irrefutables de que tu relación se está hundiendo. Ese momento maligno en que no hay vuelta atrás. Si todos los puntos que enumeramos aquí están sucediendo, es hora de aceptar que todo está perdido. Presta atención y palomea los que estés viviendo. A lo mejor estás en un mal momento y todo se va a solucionar. Pero si hay más de cinco puntos y sientes ese terrible presentimiento es porque algo no está bien.
Recuerda, cuando el río suena, es porque agua lleva.
– Las llamadas telefónicas se reducen a un minuto; antes duraban media hora.
– Las peleas se vuelven una constante. Cualquier pretexto es bueno para decirse hasta de lo que se van a morir.
– Los besos dejan de saber igual, sientes que el ritmo ha cambiado.
– Te das cuenta cuando no está arreglado y te molesta la facha con la que va por la vida: “¿otra vez de pants?”.
– Piensas que el sexo se está volviendo rutinario y aburrido.
– Todo el día estás de malas y pensando lo peor.
– Lees lo que postea en Facebook y piensas “lo(a) odio”.
– ¿Detalles?, ni soñarlos. Ya no hay muestras de afecto materiales.
– Los fines de semana o, muy seguido, cancela planes contigo “porque tiene una cita con unos amigos que hace mucho no ve”.
– Notas que ya nunca te observa.
– Repentinamente tiene el triple de trabajo y nunca puede verte.
– No presta atención a lo que le cuentas, ni tú prestas atención a lo que te cuenta.
– Con frecuencia su teléfono te manda a buzón.
-Le pones algo lindo en Facebook y sólo pone “me gusta”, no comenta nada.
– Evita las pláticas largas y evita verte fijamente a los ojos por mucho tiempo.
– Le tomas la mano para caminar agarraditos y se va quitando poco a poco.
– Evita toda costa quedarse a dormir en tu casa.
– Te dice un nombre, que no es el tuyo, mientras tienen sexo.
– Le hablas de planes a futuro y cambia el tema.
– Cuando lo quieres presentar con gente nueva huye.
– Pueden pasar dos días y no te llama ni para saber cómo estás.
– Siempre tiene algo mejor que hacer que ir al cine contigo. De ser el más adicto al cine, ahora no va.
-Te menciona constantemente cosas sobre tus malos hábitos, o incluso habla sobre tu peso.
-Te trata feo en fechas importantes. Por ejemplo tu cumpleaños o fiestas familiares.
-Sientes que todo lo que hace te molesta. Antes no le veías tantos defectos.