El fin justifica los medios
Por: Yannina Thomassiny
1- Usar Wonder bra, fajas y calzón con pompas:
Sabemos que está mal ponernos algo que dará una ilusión óptica falsa de nuestra figura, pero cuando se tiene una que otra llantita no hay otra solución. Si de ligar se trata es válido que el chico crea que tienemos más atributos de los que realmente hay por ofrecer. Además el taquito de ojo no le cae mal a nadie.
2- Llegar en vivo a la oficina:
Desde una noche antes sabemos cuales serán las consecuencias de nuestros actos: rendiremos la mitad, sufriremos la terrible cruda enfrente de la computadora, nos dará dolor de cabeza y el tiempo pasará lentamente, pero nada de eso importa mientras tengamos el recuerdo de un fiestón increíble.
3- Pagar por tu liberación del servicio militar:
El gobierno necesita de nuestra ayuda, lo sabemos, pero ¿hacer esto a los 18 años? Imposible. En la época en la que más reventamos es inhumano despertar los sábados a las seis de la mañana para ir a marchar, y con lo corrupto que está el asunto, nos animamos a sobornar a quien se pueda con tal de no hacerlo.
4- Comer dulces en Liverpool:
Robar es robar, así sea un cacahuate, lo sabemos, pero no pueden presentarnos ese banquete y pretender que no pellizquemos un poquito. ¿Cómo comprar si no se prueba la mercancía?, por eso, aunque esté mal lo hacemos. ¡Qué rico es ir a monchear ahí!
5- Bajar música gratis por internet:
La piratería está acabando con la industria del cine y la música. Cada vez son menos personas las que pagan por un cd original. Nosotros no queremos contribuir al bolsillo de quienes venden sin permiso pero tampoco tenemos el dinero para consumir tanta música como quisiéramos. Así que nuestro medio para nutrirnos es el internet. Además, hay rolas que no se consiguen en ningún lado, sólo online; sobre todo la electrónica.
6- Revender los boletos que te sobran:
Por ley la reventa está prohibida, pero qué hacer si por atascados compramos 6 entradas para ver qué amigos iban… A la mera hora cancelan y tenemos ahí una buena lana perdida. No queda de otra más que actuar como revendedores afuera del concierto. Con la pena.
7- Mentir sobre alguien que te gusta para tener el camino libre:
Mentir es malo, hasta pecado se considera, pero desafortunadamente cuando estamos clavados somos capaces de cualquier cosa: nos pregunta un amigo galán por la chica que nos trae loco y no vamos a contestar: “es una maravilla, es lo máximo”, todo lo contrario, modificamos la realidad y contestamos: “pues dicen que está medio loca, eh”. Se vale.
8- Exagerar las historias:
Nuestros padres siempre nos han dicho: “La exageración es mala, mijito”, pero hay historias que perderían lo divertido si no les agregamos ese toque extra que caracteriza a los mexicanos. Nos gustan las anécdotas actuadas, con ademanes y diferentes tonos de voz, por lo que no está mal una que otra mentirita piadosa.
9- Manifestarse:
Lo que más odiamos en el planeta tierra: unos manifestantes obstruyendo nuestro camino, por su culpa podemos llegar hasta dos horas tarde a una cita que era muy importante. No se vale, pero ¿qué se hace cuando nadie te escucha y es tu única forma para expresar un problema?, no podemos entenderlos, sin embargo no quisiéramos estar en sus pantalones.
10- Hacer ridiculeces por amor:
No nos gusta que nos digan mandilón ni sumisa, evitamos a toda costa que nuestros cuates se enteren de lo que somos capaces de hacer con tal de
Demostrar nuestro amor. Ni modo, vestirte con una botarga, caminar 20 cuadras con rosas en la mano y demás no está cual cuando se está enamorado. ¡Envidiosos!