Fuimos al Cerro de la Estrella para conocer un poco más sobre este lugar. También para tratar de encontrarnos con algún perro feral que hiciera parecer al asesino y terrorífico perro Cujo (de la novela de Stephen King) como un tierno e inocente cachorrito.
Este bosque, ubicado al oriente de la Ciudad de México, solía ser muy frecuentado por los vecinos de la zona, pero dejó de serlo desde que se publicó la noticia de que unos perros habian atacado a algunas personas. Desde entonces la afluencia de visitantes ha disminuido considerablemente.
El Cerro de la Estrella es un lugar relativamente seguro, con todo lo que relativo puede significar. En auto a lo más que los visitantes pueden llegar es a la entrada al Museo del Fuego Nuevo. Alrededor de este lugar hay diferentes puestos de antojitos en donde uno puede desayunar o bien cargar fuerza para la subida (que sí es un poco cansada).
El camino que inicia desde la entrada al Museo hasta la parte más alta del cerro (la pirámide en donde se celebra el ritual del Fuego Nuevo) tiene la ventaja de estar pavimentado, pero a la vez tiene la particularidad de estar en forma de “S”, lo cual hace la subida más cansada.
Así que si estás fuera de forma, crudo o desvelado (o todas al mismo tiempo) no te será fácil subirlo, y es muy probable que en menos de 10 minutos tengas una sed cuasi mortífera, por lo que es aconsejable llevar agua para beber.
Hay dos lugares que los visitantes utilizan para correr: el primero es una pista de carreras que está a las faldas del cerro (muy cerca del Museo del Fuego Nuevo); la segunda opción es subirlo hasta llegar a la pirámide. De acuerdo con comentarios de vecinos y corredores, los perros asesinos (ejem, perdón), ferales que atacaron a las personas, por lo general están en las faldas del cerro y muy rara vez se dejan ver.
Marco Albarrán, quien lleva años corriendo en este lugar, nos comentó que sí ha visto jaurías, pero que nunca han mostrado el mínimo interés en atacarlo y que, por el contrario, le da más miedo ver a perros pitbull a los que sus dueños llevan sin cadena, que toparse con las jaurías que hay en el cerro.
Se me hace una payasada. No me refiero al hecho de los asesinatos ni por las personas que fallecieron, sino a que les hayan echado la culpa a los perros que hay en el cerro. En el cerro nunca me ha pasado nada, pero sí he visto que andan personas drogándose, inhalando activo o fumando marihuana. Creo, más bien, que alguien les hizo daño a estas personas antes y después los perros mordieron los cadáveres. Por experiencia propia –y a título personal– no creo que los perros te ataquen, ni que sean violentos, ni muchos menos que te cacen para comerte.
Por otra parte, Arturo Ávila, vecino del lugar y también corredor, cuenta que nadie de la zona cree que los perros que habitan en el cerro hayan sido los que mataron a las personas.
Los perros son muy tranquilos porque la mayoría son de casa, que se pierden o que vienen a perder. En las faldas del cerro se juntan manadas de unos 15 perros, pero son pequeños y medianos, como del tamaño de un dálmata para abajo. Los de tamaño grande son muy contados, pero en sí, aunque sea una manada, cuando ven a una persona se echan a correr.
Mucho más peligrosa que los perros es la llamada Cueva del Diablo, un lugar en el que ya han ocurrido varios accidentes. Se comenta que esta cueva tiene una profundidad de más de 300 metros y que forma parte de un sistema de cavernas que abarca desde Iztapalapa hasta la Sierra de Guadalupe, entre el Estado de México y el Distrito Federal.
De niño me acuerdo que sí llegaron a sacar a unas personas. Está muy peligrosa, es una cueva muy vertical y profunda, de unos 300 metros. A eso hay que sumarle la oscuridad, las piedras y los animales ponzoñosos. Desde que empezaron con los rescates fue que enrejaron la cueva. Respecto a la brujería, yo sé que éste era un centro religioso y sí sé que vienen personas a hacer rituales prehispánicos. En las cuevas de más adentro podría ser que sí se hicieran otro tipo de rituales.
Si quieren visitar este lugar, lo más recomendable es andar por el camino oficial (el que está pavimentado). Si van a la pista deben seguir únicamente por la misma. No se les ocurra meterse en las veredas porque son peligrosas (hay serpientes). De preferencia vengan los fines de semana, cuando hay más gente. Les recomendamos no quedarse hasta muy tarde, salgan antes de que oscurezca.
Al Cerro de la Estrella se puede llegar en auto por Avenida Ermita Iztapalapa. Una vez en la desviación del cerro, subir y tomar el camino del lado derecho, ése lleva directo a la entrada. En transporte público deben bajarse en la estación de metro Culhuacán o en la de Cerro de la Estrella.