Ah, la comida chatarra, esa vieja compañera que nos hace frente en las buenas y en las malas, aquella que a final de quincena nos ayuda a no morir de hambre, la que le quita la música a nuestras tripas chillonas y le pone sabor a nuestros días… No podríamos vivir sin ella. Es la verdad.
La noticia de que nunca jamás en el resto de la vida se volverían a producir Twinkies generó compras de pánico en Estados Unidos, de parte de consumidores que los habían estado ningunenado por largo tiempo pero que, ahora que vieron que venía la buena, corrieron a llenar sus carritos de bizcochos.
Por todo eso nos preguntamos: ¿Cuáles serían aquellos dulces que, tras acompañarnos desde tiempos remotos (la infancia), podrían generar que los autoservicios quedaran peor que como centro comercial en las compras del buen fin?
Podrían ser estos…
Papitas (Sabritas, Barcel, Cazares, Totis…)
Las puedes comer en la oficina, en el pic nic, en el cine, en la borrachera… No hay límite, ese te lo pones tú. Ay de aquél que no se haya preparado jamás un sándwich de papas sabritas con pan blanco bimbo. La vida se le está yendo de las manos.
Duvalín
De fresa con avellana, de avellana con chocolate, de fresa con vainilla, no hay una sola combinación que no sea un éxito. Lo único que necesitas para disfrutarlo es un pulgar con muy buen tino y una lengua ansiosa de calorías.
Pulparindo/Pelón pelo rico
Decían que tenían plomo en su cuerpo, ah, pero qué bien nos sabían… En aquellos viejos tiempos mozos nos hacían felices pero no tanto como ahora, cuando los mezclamos con un buen sorbo de chela fría. Son grandes. Chupes para el chupe.
Paleta Tutsi
Es buena para ocultar que no te lavaste los dientes al despertarte o tras unas enchiladas rojas con harta cebolla. A muchos les encanta por tradicionales, a otros por dulce, a nosotros hasta antes de llegar al chiclocentro, deberían mejorar la calidad de su mentado chicle.
Panditas
Pequeños gorditos simpáticos de colores. Nadie como ellos. Que Ricolino nos explique a quién se le ocurrió crear dulces tan estéticos como estos. Tan inspiradores. Si ya hasta la artista taiwanesa YaYa Chou diseñó con ellos una alfombra y unos candelabros. Comida decorativa pa’ asté.
Krankys
Hemos hablado hasta el cansancio de los beneficios del chocolate, si a éste le sumamos aquello de las hojuelas de maíz. Uf. Puede ser que su ingesta excesiva provoque malestares estomacales pero qué más da, la sensación de tenerlos en la boca, sentirlos crujir y deshacerse entre tu saliva es mejor que la que puede darte cualquier M&M’s, ¿no crees?
Frutsi
Hay quienes preferíamos el Boing, pero no podemos negar que el Frutsi tiene una cantidad enorme de fans que podrían ponerle un altar dentro de su refrigerador. Lástima que sus creadores hayan errado el diseño y fabricado la botellita con un plástico tan duro. Grandes recuerdos aquellos de los dientes hincados, jalando duro y la boca chupando el contenido.
Miguelitos
De que siguen existiendo, siguen existiendo. Ahora son la delicia de las jicaletas, de las gomichelas y de los ICE. En aquellos tiempos eran populares entre las paletas de caramelo, hoy han extendido sus dominios, todo para seguir junto a nosotros.
Paletas de sandía, melón y mango
Eran más baratas y ricas que las Tutsi, aunque también se acababan más rápido. Si las mezclabas con Miguelito empezabas a flotar. Siguen sin ser tan populares, en aquellos tiempos no tenían tanta onda como otras; de descubrirlas, hoy serían las favoritas de todos los hipsters.
Gansito/Chocorroles/Pingüinos
¡Que nadie piense en las calorías y se deje llevar por la delicia de un rico panquecito! Como desayuno, postre o cena, estos amigos se merecen una buena mordida. Su éxito: el relleno. El pan está padre, pero la mermelada, el glaseado, la cobertura… Ya, vayan por el suyo.
¿A ustedes qué dulce los haría correr a hacer compras de pánico?