Don'ts de la lluvia
Por: Fernanda López Díaz
En época de lluvia no solemos tomar las precauciones necesarias al vestirnos. Por eso, acá decidimos darles unas recomendaciones sobre lo que no nadie debería de usar durante estas fechas.
Ropa blanca
Las razones por las playeras y pantalones de este color y el agua no son buena combinación son muy obvias. A nadie le gusta que, de la nada, su playera se vuelva transparente, ¿o te gustaría verte cual norteamericana en springbreak.. pero en plena calle defeña? Ahórrate la pena de parecer que acabas de regresar de un concurso de playeras mojadas y usa algo con un color aguantador.
Aunque, bueno, si tienes cuerpo y mentalidad de estrella porno haz caso omiso a esta recomendación.
Stilettos
Hombres, se salvaron de ésta… tal vez. El caso es que usar tacones es una pésima idea para este clima londinense, ya que no es muy ameno que digamos tener que caminar por charcos en nuestros stilettos dignos de Carrie Bradshaw. Y si el camino implica pasar por lugares con pasto, prepárate para que tus hermosos zapatitos se hundan. Así que deja la vanidad de lado, y por amor a tus taconazos, déjalos descansar en casa.
Ropa de piel
Entendemos perfecto que tengas complejo de chopper y quieras ir con tu chamarra de cuero a todas partes, pero acá entre nos, la piel y la lluvia no van bien juntas. No es por estética ni por moda, sino porque la lluvia puede dañar distintos cortes y tratados de cuero. Además, en muchos casos empieza a oler mal. ¿Lo mejor que puedes hacer? Deja de jugar a ser el rudo y éntrale a las gabardinas.
Paraguas chafas
Si quieres alegrar y hacer soltar la carcajada a los que estén a tu alrededor, vas, llévate tu paraguas barato y espera a que se voltee con el viento. Si lo tuyo es más bien protegerte de la lluvia, invierte en un buen accesorio que más que verse bonito, resista los vientos defeños. Puede ser que al principio gastes más de lo que esperabas, pero creenos, a la larga lo vas a agradecer.
Pantalones muy largos
Puede sonar como una sugerencia tonta, pero intenta pasar por una calle encharcada con pantalones de esos que hasta te tapan los zapatos, a ver si piensas lo mismo. Sobre todo si hablamos de jeans. Después de un rato de caminar en charcos -que aceptémoslo, no siempre nos salvamos- los pantalones se vuelven pesados y caminar se convierte en una pesadilla.