En 2015, nueve delegaciones cometieron irregularidades por 181 millones 728 mil pesos, de acuerdo con los reportes de la Auditoría Superior de la Federación.

Los casos más severos en cuanto a irregularidades los tienen las delegaciones Gustavo A. Madero, Xochimilco, Cuauhtémoc y Milpa Alta. Para el año en que se hicieron las auditorias, todas estas demarcaciones estaban gobernadas por perredistas.

Por ejemplo, la administración de la ex delegada y actual diputada local, Nora Arias, construyó dos obras que costaron a la cuenta pública 24 millones 560 mil pesos. Las obras, a la fecha, no han sido ocupadas: “Con la visita física a las obras denominadas “Construcción de una clínica dental y dispensario médico” ubicada en Av. 503, y “Construcción de dos comedores comunitarios”, ubicadas en las Colonias Loma La Palma se constató que no se encuentran en operación, aun cuando se encuentran terminadas y pagadas”, concluye la Auditoría Superior de la Federación.

Durante la administración del perredista Miguel Ángel Cámara, en Xochimilco, también se construyeron obras que actualmente no están funcionando. El presunto daño al erario, según la ASF, fue por 17 millones de pesos.

Mientras tanto, en la delegación Cuauhtémoc se adquirieron calentadores solares que no fueron previstos en el contrato. Aquí el presunto perjuicio a las cuentas públicas fue de 12 millones 827 mil pesos: «Un probable daño a la Hacienda Pública Federal por un monto de 12,398,620 pesos por pagar 1,075 calentadores solares que no corresponden con las características especificadas en el contrato ni en las facturas con recursos», reporta la auditoría.

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En los demás casos se trata, sobre todo, de subejercicios, lo cual significa que el presupuesto asignado por la federación a estas delegaciones no fue utilizado, como si los delegados y funcionarios no hubieran encontrado en qué utilizarlo.

En este aspecto el subejercicio más grande lo tuvo Iztapalapa donde más de 47 millones de pesos que no fueron invertidos en ninguna causa. Para entonces todavía continuaba ejerciendo la administración del perredista Jesús Valencia, quien a principios del 2015 dejó la delegación para ser investigado porque se dio a conocer que conducía camionetas de uno de los proveedores más beneficiados por su administración, lo cual reveló una compleja red de intereses, en donde participaban desde funcionarios y contratistas que simulaban competencia para beneficiarse con contratos millonarios.

El año analizado durante esta última auditoría, presentada en febrero de 2017, fue el último de las administraciones perredistas, ya que en las elecciones perdieron la mayoría de las delegaciones. De hecho, de las mencionadas, el PRD sólo conserva la Gustavo A. Madero, Tláhuac e Iztapalapa.