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Empezando desde los baños se veía de todo. Los trajeados y los de las gorras amarillas se alternaban en los mingitorios del lugar más democrático del Auditorio Nacional. Había que llegar una hora antes, cuando Mancera apenas se dirigía a tomar protesta a su gabinete. Dicen los que saben de esto que en la política “la forma es fondo”; una vez entregado el boleto de Ticketmaster, la cosa cambia: los encorbatados tienen un lugar en preferente y los otros conducidos al segundo y tercer piso.
El periodista Guillermo Ortega platica entre el público y, sobre el escenario hay una copa y una… ¿vela? Al fondo, dos filas de nueve sillones blancos a uno y otro lado del atril principal. El lema del nuevo gobierno, “Decidiendo juntos”, se lee 13 veces sobre la escenografía y otras dos más en la pantalla.
Quince minutos después de las doce, Susana Zabaleta sube al escenario para hacerla de “acto abridor”. Chiflidos lascivos del no tan respetable. No sé cuál de los cálculos de la cantante fue peor: el del finísimo modelito que eligió para la ocasión –botas de piel arriba de la rodilla, micro vestido y guantes a juego en lentejuela negra– o la canción con la que abrió, “La Tirana”, famosa en la voz de la cubana La Lupe. Medio la salvó al final en preguntarle al público: “A poco no el DF saldrá ganando en el próximo sexenio”. Tibia, la audiencia apenas le responde. “Qué, ¿lo dudan?”.
Intento tuitear, pero en cuanto Carlos Slim Domit pasa cerca de mi lugar, mi red Movistar se ataranta. Junto a su esposa, se sienta en la sexta fila, a un costado del pasillo. En cambio, al genial cartonista Paco Calderón me lo mandaron al final de la zona preferente. Elenita Poniatowska y el Dr. Bátiz están en primera y segunda fila. Mondragón y Kalb, ex secretario de Seguridad local –y ahora encargado de la contraparte federal– en la tercera. Cerca de Mancera pero ya no tanto. Entre todos se traen todo un jolgorio y en esas primeras filas que las lobukis se pelean durante las giras de Luis Miguel, los políticos platican, negocian y se felicitan, sin pelar mucho a la Zabaleta que, de plano, mejor se dirige a los del segundo y tercer piso del Auditorio.
Nadie lo dice en voz alta, pero la duda es si vendrán Peña Nieto o López Obrador. Si AMLO les vende caro su amor y no viene, será la señal más clara de que la Morena pide más. Estaba pensando en esto cuando, Susana, precisa, canta “se nos rompioooó el amoooor de tanto usaaaarlo”.
Llegan todos los del Weso: Enrique Hernández Alcázar, Marisol Gasé y Fernando Rivera Calderón se sientan justo frente a Ariel Crespo, director del Bureau de CNN en México. Una fila adelante, Maxine Woodside destaca entre el mar de sacos negros con el suyo de leopardo.
Dan las 12:40 y el ambiente sigue tibio, por más que la Zabaleta se empeña en calentarlo: “Esta va para Uds. que dicen que los políticos se parecen a los artistas… Y la verdad es que sí”. Y que se arranca con “Un mundo raro”. Para entonces, el Auditorio se ve casi lleno.
“Sí, voté por Mancera y qué. ¿Cuál es el pedo?”, los provoca antes de despedirse con la Habanera de Carmen y su “Je t’aime!”, haciendo gala de su voz y sus orígenes operísticos.
¡La ola, la ola!
Viene un tiempo muerto. El primer piso se entretiene con una guerra de porras: “¡Man-ce-raaa, a-miii-gooo… [inserte aquí su filiación perredista o delegación] está con-tiiii-go!”. Y claro, hasta la ola arrancan.
Mientras, en primera fila, Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, se levanta para saludar de mano a Juan Ramón de la Fuente. Cuatro butacas a su derecha está Cuauhtémoc Cárdenas, quien recibió una atronadora ovación horas antes en la Asamblea Legislativa.
Comienza la no-tan-afortunada idea de entrevistar en circuito cerrado a diferentes personajes. Los conductores les piden su opinión sobre el nuevo jefe de gobierno. Cuando llega el turno al gobernador de Chiapas, todo mundo busca a Anahí en las pantallas del Auditorio… Pero no, los rebeldes se quedan con las ganas. Luego aparece Salinas Pliego y después el senador Mario Delgado. Es más, hasta a Nino Canún también le preguntan “Y Ud. qué opina”. Al presidente del Senado, el panista Ernesto Cordero, la rechifla casi lo calla. Por lo visto la señito conductora no conoce a su audiencia. El presidente Peña Nieto y el secretario de Gobernación sí la conocen y no se presentan a este evento. (El secretario Osorio Chong ya había acudido a la toma de protesta en la ALDF en representación de Peña Nieto.)
“¡Iz-ta-pa-la-pa!, ¡Iz-ta-cal-co!”, el tiempo muerto aviva el concurso de porras. Todos guardan silencio cuando en las pantallas aparece doña Raquel Espinosa, madre del nuevo jefe de gobierno. “Estoy muy agradecida de tener un hijo como él”, dice emocionada. “Que Dios lo bendiga”. Como respuesta, varias mujeres le gritan “¡Suegra, suegra!” desde la penumbra.
A las 13:20 piden a todos ocupar sus lugares. Coooorre video sobre la consulta de prioridades a casi 2 millones de chilangos, los mejores momentos de la campaña y testimonios de quienes lo han apoyado para llegar hasta aquí… Ni en las pantallas, ni en vivo, aparece López Obrador.
Ya se supo, ya se supo
En cuanto acaba el video presentan uno a uno, a los integrantes del nuevo gabinete. La nueva secretaria de Medio Ambiente, Tanya Müller García es la más piropeada por el público mientras llega a su lugar. Grata noticia la confirmación de Miguel Torruco en Turismo. Del lado derecho, dejan una silla vacía.
Y finalmente, presentan a Mancera. Todos lo esperaban ver llegar por el mismo lugar donde entraron todos los del gabinete, pero el nuevo jefe de gobierno camina simbólicamente desde la izquierda.
El Auditorio por fin enloquece y todos lo reciben de pie. Tras un breve discurso, en el que anuncia que al gabinete se suma Cuauhtémoc Cárdenas como encargado de la Coordinación de Asuntos Internacionales, ahora hay diez sillones llenos a la izquierda de Mancera y otros once a su derecha. Él se lleva la mano al pecho y saluda.
Comienzan las porras otra vez. Suena el Himno Nacional y, a la mitad, le gana la emoción y Mancera saluda a alguien con el pulgar.
Fin del evento. Arranca la cancioncita que oímos durante toda la campaña. “¡Ánimo Mancera!”, le desean los de abajo. “Migueeeeeel!”, le gritan las mujeres de arriba.
El Auditorio se vacía de volada. El presidente del PRD, Jesús Zambrano, sale al lobby rodeado de cámaras y reporteros. El “Piojo” Herrera, director técnico del América, gambetea entre la gente.
Mancera se despide de todos y sale del escenario. Ahora, a gobernar.
NOTA: Si quieres saber qué dijo el jefe de gobierno en su discurso, encuentra la transcripción completa haciendo click AQUÍ.