Hace unas semanas les presentamos el testimonio de una chilanga que fue asaltada en el Wings Army de avenida Universidad, ¡la misma semana en que había sido el sismo del #19S! Antier, muy cerca de ese lugar, mientras los comensales del Chili’s ubicado en la misma avenida veían la semifinal de la Liga MX entre Tigres y América, dos hombres y una mujer armados entraron al restaurante y amagaron a los comensales. A una decena de clientes les arrebataron carteras, celulares y bolsas, luego salieron corriendo y huyeron en un auto compacto. Hasta el momento no hay información sobre ellos o detenidos por ambos sucesos.
Asaltaron el Chilli’s en el que estamos cenando y escapamos por la puerta de atrás, escondimos nuestras cosas en un bote de basura y rezamos por nuestras vidas.
— Dunder Mifflin this is Pam (@unpanque) November 30, 2017
Esta semana también, el martes 28 de noviembre a las 8 AM, asaltaron el Starbucks del Bosque de Chapultepec, sobre Paseo de la Reforma.
¿Pero son “hechos aislados” o deberíamos empezar a preocuparnos (más)? Según un documento entregado por la Procuraduría capitalina a la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, tan sólo en los primeros diez meses de 2017 se denunciaron 71 atracos en bares y restaurantes, buena parte se llevaron a cabo en el corredor Roma-Condesa (como aquel del Parnita, que dejó a varios empleados con crisis nerviosas). En comparación, en los doce meses del año pasado sólo se tiene registro de 23 asaltos en establecimientos de este tipo.
Si la situación se mantiene como hasta ahora, el año cerrará con 85 asaltos en restaurantes, lo cual significaría un incremento del 369%. En Chilango, denunciamos desde hace algunos meses la experiencia de restauranteros con extorsionadores y corrupción en la delegación Cuauhtémoc, algo que se incrementó durante los últimos dos años.
Y si no es suficiente la indignación, cabe recordar que este tipo de delitos están tipificados por la Procuraduría capitalina como de “bajo impacto social”, al igual que el robo a conductor con violencia, robo a casa habitación o robo de celular a transeúnte. Estos delitos, además, no son considerados como graves y, si las autoridades logran encontrar a los responsables, es posible que la sentencia que reciban sea menor.