Por El Memo @guillermo_ga
Imagina que una mañana te levantas para ir al trabajo. Desayunas, te diriges a la estación del metro, la gente te empuja, vas medio dormido. Imagina que son las 7:15 de la mañana. Pocos minutos después sientes una fuerte sacudida. Un estruendo. Algo anda mal. La electricidad se corta, todo se detiene y reina el silencio.
La gente comienza a desesperarse y el calor inunda el vagón. Pasa un rato, nadie sabe qué hacer. Comienzan los gritos. Algunos planean abrir las puertas, otros piden que se guarde la calma. Por fin, un empleado del STC aparece y pide que la gente salga, para caminar por el túnel. Las versiones son diferentes, pero por los gritos nada es claro; caminas y llegas a la siguiente estación. Sales lleno de polvo y con mucho, mucho miedo.
Cuando sales a la calle, no puedes dar crédito
Esos edificios que conoces tan bien, ya no están. En su lugar solo hay escombros. La gente deambula por la calle, desconcertada. Muchos lloran. Tú no sabes qué sucedió ¿cayó una bomba? ¿es la guerra?
Un terremoto. Un terremoto tan devastador que destruyó todo a su paso. Escuchas gritos y personas se te acercan pidiendo ayuda. Tú no sabes qué hacer, así que comienzas a vagar por la calle, como todos los demás. Piensas en tu familia y tomas un teléfono público. No funciona. No hay transporte. Piensas cómo regresarás a casa y decides caminar.
Y el camino, es el infierno. Cientos de personas buscando a sus familiares atrapados en los edificios colapsados.
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Martín H. es un chilango que vivía en Azcapotzalco y trabajaba en el Centro. Para él, recordar la mañana del 19 de septiembre de 1985 es un trauma del que no se ha recuperado.
¿Cómo se veían las calles con los edificios destruidos? ¿Cómo era caminar y no reconocer tu ciudad? Tomamos algunas fotos de esos días y las colocamos en su contexto actual ¿Lo has imaginado?