A principios de la década de los 40, un ejército de “100 mil” charros estaba preparado para luchar contra la invasión nazi. Por más desconcertante que parezca la imagen, no pertenece al terreno de la ficción sino a una anécdota de la historia mexicana contada en el último documental de Fernando Llanos, Matria, galardonado en el Festival de Morelia por Mejor Largometraje Documental y, recientemente, a Mejor Documental en la XLVI entrega de las Diosas de Plata.
El filme explora la vida de Antolín Jiménez Gamas, abuelo de Llanos, y fundador de la Legión de Guerrilleros Mexicanos quienes, cobijados bajo el lema “Todo por la patria”, pretendían resguardar la soberanía del ejército más temido de la época.
La película nace a partir de un encuentro fortuito: en 2010, el artista Fernando Llanos descubrió en casa de su abuela materna un archivo repleto de documentos que contaban una historia familiar hasta entonces desconocida.
—Me tardé dos años en la investigación— comenta Llanos. —Pensé que estaba loco. Mentira: los nazis ya estaban aquí, la presencia era fuerte y los negocios con Alemania eran muchos. No era una idea disparatada. Más valía estar preparados.
Antolín Jiménez comenzó su carrera en las filas de los Dorados de Pancho Villa, el ejército que seguía al revolucionario por todo México, y terminó como diputado local y federal en distintas administraciones. Fue cuando el presidente Manuel Ávila Camacho le declaró la guerra al régimen nazi en 1942 que Jiménez decidió formar el frente de charros.
El contexto, sin embargo, no era favorable: el ejército mexicano no sólo temía sino que admiraba al de Hitler; además el Secretario de Gobernación, Miguel Alemán, era amante de Hilda Kruger, una de las espías nazis más relevantes.
—Todos los del Escuadrón 201 admiraban a los nazis. Era el ejército más disciplinado, el más elegante. Ya casi nadie recuerda que le vendimos todo el petróleo a los nazis. Y esta mujer (Kruger) vivía por la Romita, es increíble que el presidente del país haya compartido amante con Goebbels (el ministro de propaganda del régimen nazi). México era pro Alemania. Sólo cuando comienzan a pasarse de lanza, ya se le echa tierra.
La prensa afirmaba que los charros sumaban más de 100 mil elementos en sus filas; lo cierto fue que durante un desfile en Paseo de la Reforma solamente alcanzaron los 150.
Además de la anécdota histórica, Llanos recorre la vida de su abuelo también de manera personal, y es por esto que tiene problemas con su familia, precisamente con los hijos de Antonín. Un hombre que comenzó luchando por el país, pero que al final se terminó “sirviendo con la cuchara gorda” como lo describe su nieto.
—Mi abuelo representa los inicios de los excesos del poder. Esa gente, que fue a la Revolución, cuando llegan al poder se sirven con la cuchara gorda. El problema es que heredamos ese modelo. Tal vez sintieron que sí se lo merecían, pero establecieron ese modelo.