Cuando en 1950, Julián Santa Ana Barrera colocó las primeras muñecas a manera de espantapájaros en esta peculiar isla, jamás se imaginaría que tiempo después se convertiría en una de las macabras e inquietantes colecciones de México y el mundo.
Cuando en 1950, Julián Santa Ana Barrera colocó las primeras muñecas a manera de espantapájaros en esta peculiar isla, jamás se imaginaría que tiempo después se convertiría en una de las macabras e inquietantes colecciones de México y el mundo.