–Por Oswaldo Betancourt L. @rockswaldo
¿Secuela, precuela? Es difícil saberlo con certeza, pero las pistas sugieren la primera opción. Lo interesante es que resulta complicado hacer una comparación con la película anterior porque son completamente diferentes sobre todo en la forma – el formato de found footage quedó atrás -; por eso no importa si tienes presente o no el antecedente porque definitivamente esta entrega no es lo que esperas.
Aquí predomina un suspenso bien manejado por Dan Trachtenberg, pues prácticamente todo sucede en un interior y esto da una ligera sensación de claustrofobia o al menos de desesperación. Aunque también se debe en gran parte a los personajes interpretados por Mary Elizabeth Winstead, John Goodman y John Gallagher Jr., pues desarrollan una complejidad interesante conforme avanza la historia y llegan a un punto de tensión que se ve venir – y tarda un poco en llegar – pero mantiene su fuerza.
La trama se centra en Michelle, quien teme haber sido secuestrada tras haber despertado en un un refugio bajo tierra luego de tener un accidente automovilístico. El hombre a cargo del lugar le revela que el exterior no es seguro ella, tras algunos descubrimientos turbios, intenta escapar.
Es muy poco lo que se desarrolla en exteriores pero es justamente en esta parte, hasta el final, cuando surge el toque de ciencia ficción que le da un giro brusco a la cinta, pero es una sorpresa que se agradece. Y si bien es cierto que el final podría cortarse, el resultado sería únicamente un thriller, pero es mucho más que eso.