Si de algo podemos jactarnos sobre Stan Lee —no lo nieguen— es que fue una de las figuras más entrañables en la cultura pop de la últimas décadas. Arquitecto de un imperio que del papel saltó a la pantalla grande —y ha recaudado millones—, el niño Martin Lieber —sí, ese es su nombre— nació en Manhattan a principio de los años 20. Él nunca imaginó que su casa de ideas, hoy por hoy, movería millones de billetes, emociones y seres humanos, quienes para ver el estreno de su última cinta hicieron fila durante la medianoche.
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Los Vengadores son un fenómeno en la taquilla global. No mentimos. Quizá la cinta más taquillera de la historia (Avatar de James Cameron) encuentre un rival digno con Avengers: Endgame, una competencia que la ciencia ficción y los héroes de otros mundos pueden y deben librar, más allá de las salas de cine.
El legado de Stan Lee más allá del papel
Temáticas como la desigualdad, inclusión y los derechos humanos pueden leerse (entenderse) entre las páginas de sus cómics, ¿no lo crees?; Black Panther es el primer héroe afroamericano; la metáfora encerrada en X-Men: la inclusión?; Peter Parker lo pierde todo de manera trágica y aún así conserva sus valores morales y éticos. ¿Necesitas más pruebas?
A veces olvidamos que este tipo de historias, por muy fantasiosas que nos parezcan, hacen la diferencia en la formación de los niños y adolescentes que devoran las páginas de sus entregas favoritas.
Ver a un adulto de 30 años llorar en el cine por la muerte de su héroes, escuchar la emoción de un niño al ver por vez primera el vuelo de Iron Man, o bien, las mejillas ruborizadas de una chica que descubre al fuerte “Cap”, son cosas que el cine no lograba causar desde aquel Doc viajando al futuro, El Titanic partiéndose por la mitad o Scar arrojando a Mufasa por un acantilado: emociones reales frente a la pantalla.
¿Por qué amamos el legado de Stan Lee?
Destroyer fue el primer héroe con todo y las implicaciones que Stan Lee ayudó a crear. Aquel joven que se unió como un ayudante más en la entonces llamada Timely Comics, demostró que la pasión y la creatividad lo llevarían a ser el editor interino de lo que terminó llevando el nombre que ha marcado la última década en la industria del entretenimiento: Marvel Cómics.
El joven Stan vio despegar su carrera tan rápido como la nave de los Guardianes de la Galaxia viajan de planeta en planeta. Igual de fascinante ha sido el viaje que las ideas de Lee, junto a Jack Kirby, le dieron al mundo: un universo completo de superhéroes.
Los Cuatro Fantásticos, X-Men, Spiderman, Hulk, Daredevil, Los Vengadores, Dr. Doom y todos esos personajes con los que los niños (no tan niños) de los 80 crecimos en forma de serie o comiquita salieron de la imaginación de este señor.
Walt Disney logró crear todo un universo de historias, emociones y legado con el que nuestros abuelos crecieron y que hasta la fecha se conservan vigentes. Basta revisar los clásicos y descubrir las influencias de la literatura y las artes en un mundo de inocencia gobernado por ratones, princesas, enanos o bestias: al final todos otorgan un mensaje positivo.
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Stan, por su parte, heredó al mundo una nueva entrega de arquetipos disfrazados de ideales y moralejas que, quizá, necesitamos recordar todos los días: el poder de ser un héroe radica en la fuerza de nuestros valores. Más “ensambles” de gente unida, más ganas de hacerlo cueste lo que cueste, de usar el poder con responsabilidad, más de “esos” últimos bailes. Eso es justo lo que el mundo necesita en este momento. Gracias. Excelsior!