La esperada secuela al clásico instantáneo Sicario (2015) del director Denis Villeneuve regresa con un ángulo distinto sobre la guerra contra las drogas y su relación con el terrorismo. ¿Es una digna segunda parte o tan solo un pretexto descarado para hacer dinero con la buena fama de su predecesora? Dividámosla en porciones digeribles para su análisis. Aquí nuestra crítica de Sicario 2: Soldado.
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Lo bueno de Sicario 2: Soldado
Josh Brolin como el oscuro operativo Matt Graver
Menudo año está teniendo este actor: fue Thanos en Avengers: Infinity War, Cable en Deadpool 2 y ahora regresa al rol de cínico pero pragmático elemento de la C.I.A. o alguna corporación igual de intrigante. Si puedes llevar a cabo la escena de un interrogatorio a un sospechoso somalí y lucir amenazador mientras calzas unos Crocs, en definitiva eres un histrión convincente. Por no mencionar su enorme química con…
Benicio Del Toro, el sicario con corazón de oro
Algún día habrá un estudio serio para determinar cómo es que alguien con tan poco rango de expresiones faciales puede comunicar respeto, dolor, determinación, crueldad, melancolía y un sinfín de emociones como las que logra Benicio en el papel de Alejandro, un abogado cuya familia fue asesinada por capos de la droga y que se ha convertido en una especie de vengador combinado con matón a sueldo del gobierno estadounidense.
Taylor Sheridan regresó como guionista
La primer película es superior en cuanto al estudio psicológico de una idealista frente a un conflicto donde la moral y los principios no sirven de maldita la cosa. Sin embargo, esta secuela deja un poco de lado los dilemas éticos (no del todo, claro) para enfocarse en la cadena de mando dentro de los carteles de droga, la asociación de los mismos con otros temas actuales (migración ilegal, corrupción, terrorismo, política exterior) y lo sucia que puede ser una guerra donde el enemigo declarado se nutre de la sociedad misma a la que se pretende proteger. También se agradece que Sheridan no tenga que deletrear todos los giros argumentales ni el por qué de las acciones de su elenco.
La dirección de Stefano Sollima
No, no es Villeneuve, ¿pero quién es Villeneuve hoy en día, de hecho? Solo él. Pero el realizador célebre por su trabajo en las series criminales Gomorra y Suburra sabe crear tensión en momentos clave, dejar que la acción sea consecuencia de la trama (no pretexto para «meter escenas de balazos») y respetar la autenticidad del entorno. Y claro, aunque hubiera hecho mal su trabajo, ¿me creen tan tonto como para criticar a un italiano que se especializa en retratar el mundo del crimen organizado? No quiero despertar con la cabeza mochada de uno de mis gatos entre las sábanas, gracias.
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Lo malo de Sicario 2: Soldado
Buenos actores en roles de poco peso
Ahora les toca ese dudoso honor a Catherine Keener como la superior de Graver y a Matthew Modine como superior de todos. Les dan tan poco qué hacer y son tan unidimensionales que pudieron haber metido a Roseanne Barr y a Kevin Spacey en esos papeles sin que nadie hubiera dicho mi alma. Bueno, a lo mejor con Spacey sí, un poco.
Esa última escena
Me parece que el gusto que sentí al saber que habría una secuela de Sicario fue que esa película no culminó dándonos a entender que era el principio de una saga cinematográfica. La conclusión de esta segunda parte apunta para que Sicario 3 llegue a las salas de cine en dos o tres años, y ya saben lo que siento respecto a la ley de los rendimientos decrecientes.
El dudoso mensaje para las mujeres
En la película anterior tuvimos que aceptar al personaje de Emily Blunt como la agente del FBI sin el estómago suficiente para luchar contra los carteles de droga. En la secuela tenemos a la mencionada Keener como la jefa cuyas instrucciones se salta el subordinado en el momento clave, y a Isabel (Isabela Moner) como la hija de un capo de la droga que pasa de ser la indomable niña prepotente a la traumatizada víctima de un secuestro. Digamos que un rol femenino con más carácter se hubiera agradecido, ¿ya se les olvidó la existencia de zarinas de la droga como La Madrina? ¿O Kate del Castillo bebiendo «Bucanas» con El Chapo, incluso?
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Lo WTF de Sicario 2: Soldado
Del Toro reblandecido
Perdón, pero su personaje en la entrega anterior comete algunos de los asesinatos y actos más salvajes que puede realizar un protagónico sin salirse de esa delgada línea donde no podemos condenarlo del todo ni admirarlo abiertamente. Me da la impresión que el guionista Sheridan se enamoró de su creación y lo pinta como una figura trágica cuyas cuestionables circunstancias profesionales no ocultan un corazoncito noble. Perdón, pero… no. Así no lo recordábamos.
¿Y qui li hicisti i ISIS?
La trama empieza con un duro enfoque al terrorismo extremista islámico y se olvida de ellos en menos de dos escenas, quitando una mención casi casual al inicio del tercer acto. Tomando en cuenta que un atentado explosivo en un supermercado dentro de los primeros 10 minutos es quizá la secuencia más aterradora del filme, me parece una decisión extraña por parte del director.
República de Colombia, esquina con 20 de Noviembre
Sabemos que hay formas de eliminar la necesidad de filmar en locaciones distantes adaptando otras ciudades como el destino que nos muestra la pantalla. Aquí nos muestran una escena en “Bogotá” que tooooodooooo el público mexicano (principalmente el chilango) reconocerá de inmediato como el centro de la capital. ¿No podían ponerle un póster de Shakira a ese letrero con la fachada del Palacio de Bellas Artes, producción?
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El veredicto
Siempre es injusto juzgar a las secuelas pues inevitablemente terminamos por compararlas con la película original, y a menudo nos quedan a deber. Dicho sea de paso, el enfoque de Sicario 2: Soldado es más hacia un filme convencional de acción y suspenso, así que en ese sentido cumple sin problemas. Digamos que la primer película fue una obra trascendente para el cine, y su segunda parte es tan solo una muy buena opción de entretenimiento que no le va a cambiar la vida a nadie.